martes, 13 de octubre de 2009

-ORIGEN DEL NOMBRE HALLOWEEN PARTE 2


La palabra Halloween tiene sus orígenes en la Iglesia Católica. Es una constracción de la oración en inglés All Hallows Eve que significa "El Día de Todos los Santos" y es una fiesta religiosa católica que se celebra el 1 de noviembre, conmemorando al día siguiente la fecha de "Fieles Difuntos".





¿DE DONDE VIENE?

En el siglo V AC, en la Irlanda de los Celtas, el 31 de octubre se celebraba el festival de Samhain, que conmemoraba el final del verano y el inicio de un nuevo año. Al caer la noche, se celebraba la fiesta de los muertos, así que los espíritus salían y rondaban por toda la tierra. Para apaciguarlos, se hacían hogueras enormes y los druidas hacían conjuros. Se decía que durante esa noche los hechizos y la magia eran más potentes que en cualquier otro día.


Diversas investigaciones divulgaron que no había ninguna evidencia de que Samhain fuese considerado una deidad de ese tipo, ya que los dioses célticos de los muertos eran Gwynn Ap Nudd para los británicos y Arawn para los galeses. El irlandes no tenía un "señor de la muerte" como tal. Era claro que la mayoría de las costumbres provenía de los druídas.

La invasión de los romanos (46 a.C.) a las islas británicas dio como resultado la mezcla de a cultura celta con los usos y costumbres de la Europa continental. Con la conquista romana a los celtas, parte de esta celebración a los muertos pasó a la Roma cristiana. El Druidismo fue disminuyendo paulatinamente con la evangelización y terminó por desaparecer en la mayoría de las comunidades celtas a finales del siglo II. La iglesia de Siria consagraba un día a festejar a "Todos los mártires". En el siglo IV d.C. en Roma, el cristianismo trató de acabar con todas las cosas paganas y las religiones antiguas. Pero los celtas no podían dejar del todo sus costumbres, así que la iglesia cristiana les cambió el nombre de Samhain a All Hallow Eve y la razón de esta celebración se convirtió en la adoración cristiana de todos los mártires religiosos. La iglesia cristiana del siglo VII celebraba el día de Todos los Santos el 13 de Mayo, pero la gente seguía esperando la llegada de fantasmas el 31 de octubre, así que la fiesta a los santos fué cambiada por el Papa Gregorio III al 1 de noviembre, con la excusa de que era el día de la "

Dedicación" de la capilla de Todos los Santos, en la Basílica de San Pedro, en Roma. En el siglo X la iglesia cambió la fiesta de los santos al 2 de noviembre, pero en el año 998 el abad San Odilón, del monasterio de Cluny, en el sur de Francia, había añadido la celebración del 2 de noviembre como una fiesta para orar por las almas de los fieles que habían fallecido. Finalmente, se acordó que el día primero se festejaba "Todos los Santos", dejando para el día 2 de noviembre el homenaje a los muertos, como fiesta de "Fieles Difuntos".



USO DE DISFRACES:

La gente en Europa usaba máscaras cuando sequías u otros desastres los agobiavan. Las máscaras eran usadas para espantar a los espíritus que les traían el mal. Los niños se vestían como fantasmas para asustar a los vecinos.

Por eso actualmente asociamos con Halloween a niños disfrazados, chocolates y demás dulces, unaque otra broma pesada y calabazas con caras graciosas.



Hace siglos ya, cuando los lobos todavía rondaban las praderas de Europa y las legiones romanas expandían el Imperio buscando los confines de la tierra, vivían los celtas. Los celtas ubicaban sus tierras entre el Rhin y el Danubio e, inclusive, los territorios de Gran Bretaña.

Aunque la aristocracia era quien aparentemente reinaba, el poder oculto estaba en manos de los druidas. Ellos eran la verdadera clase dominante, su magia consistía en el uso de conjuros para sus rituales, la adivinación del porvenir, entreviendo el futuro en las entrañas de las aves o examinando su vuelo, la utilización de hierbas o plantas medicinales y el conocimiento avanzado de los ciclos de las estaciones y posiblemente una vasta sabiduría del conocimiento de los astros.

Para los celtas, el alma era inmortal y luego de la muerte, ese alma debía esperar que pasase el tiempo y llegase el fin de año (que para los celtas era el 31 de octubre). En esa fecha, cuando la línea que separaba los dos mundos, el de los vivos y el de los muertos y de todas las criaturas que hoy consideramos fantásticas, pero que para ellos eran tan reales como la tierra y los árboles, se volvía difusa y se permitía el paso de uno a otro lado. Entonces, ese alma que había desencarnado podía pasar tranquilamente al otro plano. Ellos consideraban que el alma que había pasado al otro mundo satisfactoriamente, ya estaba lista para volver a iniciar el ciclo de la vida, en otro cuerpo humano.

Durante la celebración, que duraba varios días, los sacerdotes realizaban sacrificios, inclusive de seres humanos. Se erigían grandes armazones de madera con forma de hombre, hechos con madera y huecos en su interior, donde se colocaban prisioneros y criminales para ser quemados vivos.

Los druidas galos (así llamaban los romanos a los celtas que habitaban el actual territorio francés), durante la noche encendían una hoguera, con las ramas secas de roble, con el propósito de honrar a su dios del sol y de alejar a los espíritus malignos. A cada jefe de familia se le entregaba una brasa de ese fuego para que alumbrara su hogar. Ese fuego debía durar hasta la llegada del otoño siguiente y así protegía del peligro a la familia durante todo el año.


Leyendas y Relatos

Muchas leyendas y relatos, así como supersticiones se han ido arraigando a través de los siglos alrededor de esta fecha.

Entre las leyendas más conocidas, esta la irlandesa de Jack O'Lantern. Dice la leyenda, que este hombre era un conocido y avaro borracho. Una noche, estando en la taberna que habitualmente frecuentaba, el Príncipe de las Tinieblas en persona se le aparece para pedirle su alma. Jack accede, pero hábilmente lo convence de que se tome una copa con él, pero le aclara que al terminar debe pagar su bebida. Para hacerlo, su compañero se transforma en una moneda para pagarle al tabernero. Entonces, Jack la toma y la coloca en su saco, al lado de una cruz, lo cual impide que el Diablo pueda volver a transformarse o a huir. Finalmente, Jack libera al Diablo y éste acepta dejarlo tranquilo por un año más. Transcurrido el tiempo estipulado, Jack vuelve a engañarlo con otro de sus trucos. Desafía al Diablo a subir a un árbol y éste trepa de inmediato, para mostrar su poder. Jack entonces talla la imagen de una cruz en el tronco, atrapando al Diablo encima del árbol. Finalmente, Jack llega a un acuerdo con el Diablo: Nunca más lo tentaría y él prometería bajarlo del árbol. Así, el Diablo accedió a dejarlo en paz para siempre.


Finalmente, cuando Jack muere, su alma no puede ingresar al Cielo por sobrar poco piadoso en la Tierra y, además, debido a que su alma en realidad no le pertenece, pues es del Diablo. Así que decide irse al Infierno, donde en realidad tampoco es bienvenido por el Diablo, pues Jack lo engañó en sucesivas oportunidades. Entonces, como el Príncipe de las Tinieblas le cierra el paso al espíritu de Jack, éste le pide lumbre antes de marcharse y el Diablo le arroja un carbón encendido para que pueda ver su camino en la oscuridad a la que queda destinado a vagar.




Jack fabricará una linterna ahuecando un nabo para colocar ese trozo de carbón. De esa manera comienza el recorrido de Jack y su linterna (donde está el carbón del infierno), y continuará vagando hasta el día del Juicio Final. Más adelante, los festejantes de Halloween reemplazaron el nabo por la archifamosa calabaza ahuecada.

También se comenta que las costumbres irlandesas incluían juegos, pero no disfraces ni máscaras. Las comunidades cristianas de los siglos IX y X comenzaron a pedir tortas a cambio de orar por los muertos. Luego se fue dejando de lado la oración, pero no se perdió la costumbre de pedir dulces y aquellas personas que iban de casa en casa, fueron agregando disfraces a su vestimenta.


Los irlandeses americanos, emulando a Jack O´Lantern, impusieron el mito de la calabaza, que continúa hasta nuestros días.



Dentro de las supersticiones, las que hacen su aparición de manera más contundente son todas aquellas relacionadas con la adivinación y el conocimiento del porvenir

Pero no olvidemos lo principal: Halloween es parte de una cultura que casi desaparece, pero que forma parte tan intrincada de la historia humana como cualquier otra. Más allá de las legiones de César y de las censuras y persecuciones del Medioevo, más allá de quienes hoy buscan Stonehenge para celebrar los ritos de la Wicka, los mitos de las hadas y los druidas permanecen dentro del imaginario popular de Europa y de América, y entrelazadas con el resto del mundo por un lazo invisible y mágico, más fuerte que todas las prohibiciones y que todas las frías racionalizaciones, oculto con los arquetipos más profundos de nuestro ser.


ACERCA DE LA COSTUMBRE DE PEDIR DULCES:

La costumbre de pedir dulces empezó en Europa con una costumbre del siglo IX. El 2 de noviembre los cristianos andaban de pueblo en pueblo pidiendo "tortas de alma" que eran pedazos de pan con "currants". Mientras más recibieran, más prometían rezar por los parientes muertos de los donantes, cosa que llevaba a las almas más rápido hacia el cielo.

Una versión más dramática cuenta que la tradición tiene su origen en la persecución que hicieron los protestantes en Inglaterra (1500 - 1700) contra los católicos. Éstos no tenían derechos legales ni podían ejercer ningún puesto público. Se produjo entonces un levantamiento católico contra sus opresores, intentanto asesinar al rey protestante Jaime I, pero el complot fue descubierto y los responsables fueron a la horca. A partir de allí muchas bandas de protestantes,ocultos con máscaras, celebraban esa fecha visitando a los católicos de la ciudad, exigiéndoles cerveza y comida. Con el tiempo esta tradición llegó a las colonias de norteamérica.

Hacia 1920 y para evitar el vandalismo en la noche de Halloween, se incorpora otra costumbre que enraiza en una tradición cristiana de la época medieval: la de solicitar dulces. El “trick or treat” (que en español se traduciría como “treta o dulce”) “autoriza” a los niños que no reciben golosinas a hacerle alguna diablura al vecino mezquino. El “trick or treat” funciona como un soborno al igual que su antecedente medieval: las “soul cakes” (torta o pan dulce de las almas).

Durante el Día de los Muertos (2 de noviembre para la tradición cristiana), los mendigos se comprometían a rezar por las almas de los parientes de aquellos que les ofrecían una porción de esta torta. Esa tradición ya lleva once siglos de permanencia, aunque cada vez son menos los que la llevan a cabo.

Los disfraces, los desfiles, las calabazas iluminadas y las peregrinaciones en busca de golosinas son sólo algunas de las costumbres que se repiten año a año en los Estados Unidos.

La inestabilidad ontológica preanunciada por Héraclito se aplica al hombre y a sus costumbres. Cada 31 de octubre se renueva la esperanza: de ser alguien distinto, de decorar la casa mejor que el vecino o de conseguir más golosinas que el compañero de escuela.




























































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