martes, 13 de octubre de 2009

-ORIGEN DEL NOMBRE HALLOWEEN PARTE 2


La palabra Halloween tiene sus orígenes en la Iglesia Católica. Es una constracción de la oración en inglés All Hallows Eve que significa "El Día de Todos los Santos" y es una fiesta religiosa católica que se celebra el 1 de noviembre, conmemorando al día siguiente la fecha de "Fieles Difuntos".





¿DE DONDE VIENE?

En el siglo V AC, en la Irlanda de los Celtas, el 31 de octubre se celebraba el festival de Samhain, que conmemoraba el final del verano y el inicio de un nuevo año. Al caer la noche, se celebraba la fiesta de los muertos, así que los espíritus salían y rondaban por toda la tierra. Para apaciguarlos, se hacían hogueras enormes y los druidas hacían conjuros. Se decía que durante esa noche los hechizos y la magia eran más potentes que en cualquier otro día.


Diversas investigaciones divulgaron que no había ninguna evidencia de que Samhain fuese considerado una deidad de ese tipo, ya que los dioses célticos de los muertos eran Gwynn Ap Nudd para los británicos y Arawn para los galeses. El irlandes no tenía un "señor de la muerte" como tal. Era claro que la mayoría de las costumbres provenía de los druídas.

La invasión de los romanos (46 a.C.) a las islas británicas dio como resultado la mezcla de a cultura celta con los usos y costumbres de la Europa continental. Con la conquista romana a los celtas, parte de esta celebración a los muertos pasó a la Roma cristiana. El Druidismo fue disminuyendo paulatinamente con la evangelización y terminó por desaparecer en la mayoría de las comunidades celtas a finales del siglo II. La iglesia de Siria consagraba un día a festejar a "Todos los mártires". En el siglo IV d.C. en Roma, el cristianismo trató de acabar con todas las cosas paganas y las religiones antiguas. Pero los celtas no podían dejar del todo sus costumbres, así que la iglesia cristiana les cambió el nombre de Samhain a All Hallow Eve y la razón de esta celebración se convirtió en la adoración cristiana de todos los mártires religiosos. La iglesia cristiana del siglo VII celebraba el día de Todos los Santos el 13 de Mayo, pero la gente seguía esperando la llegada de fantasmas el 31 de octubre, así que la fiesta a los santos fué cambiada por el Papa Gregorio III al 1 de noviembre, con la excusa de que era el día de la "

Dedicación" de la capilla de Todos los Santos, en la Basílica de San Pedro, en Roma. En el siglo X la iglesia cambió la fiesta de los santos al 2 de noviembre, pero en el año 998 el abad San Odilón, del monasterio de Cluny, en el sur de Francia, había añadido la celebración del 2 de noviembre como una fiesta para orar por las almas de los fieles que habían fallecido. Finalmente, se acordó que el día primero se festejaba "Todos los Santos", dejando para el día 2 de noviembre el homenaje a los muertos, como fiesta de "Fieles Difuntos".



USO DE DISFRACES:

La gente en Europa usaba máscaras cuando sequías u otros desastres los agobiavan. Las máscaras eran usadas para espantar a los espíritus que les traían el mal. Los niños se vestían como fantasmas para asustar a los vecinos.

Por eso actualmente asociamos con Halloween a niños disfrazados, chocolates y demás dulces, unaque otra broma pesada y calabazas con caras graciosas.



Hace siglos ya, cuando los lobos todavía rondaban las praderas de Europa y las legiones romanas expandían el Imperio buscando los confines de la tierra, vivían los celtas. Los celtas ubicaban sus tierras entre el Rhin y el Danubio e, inclusive, los territorios de Gran Bretaña.

Aunque la aristocracia era quien aparentemente reinaba, el poder oculto estaba en manos de los druidas. Ellos eran la verdadera clase dominante, su magia consistía en el uso de conjuros para sus rituales, la adivinación del porvenir, entreviendo el futuro en las entrañas de las aves o examinando su vuelo, la utilización de hierbas o plantas medicinales y el conocimiento avanzado de los ciclos de las estaciones y posiblemente una vasta sabiduría del conocimiento de los astros.

Para los celtas, el alma era inmortal y luego de la muerte, ese alma debía esperar que pasase el tiempo y llegase el fin de año (que para los celtas era el 31 de octubre). En esa fecha, cuando la línea que separaba los dos mundos, el de los vivos y el de los muertos y de todas las criaturas que hoy consideramos fantásticas, pero que para ellos eran tan reales como la tierra y los árboles, se volvía difusa y se permitía el paso de uno a otro lado. Entonces, ese alma que había desencarnado podía pasar tranquilamente al otro plano. Ellos consideraban que el alma que había pasado al otro mundo satisfactoriamente, ya estaba lista para volver a iniciar el ciclo de la vida, en otro cuerpo humano.

Durante la celebración, que duraba varios días, los sacerdotes realizaban sacrificios, inclusive de seres humanos. Se erigían grandes armazones de madera con forma de hombre, hechos con madera y huecos en su interior, donde se colocaban prisioneros y criminales para ser quemados vivos.

Los druidas galos (así llamaban los romanos a los celtas que habitaban el actual territorio francés), durante la noche encendían una hoguera, con las ramas secas de roble, con el propósito de honrar a su dios del sol y de alejar a los espíritus malignos. A cada jefe de familia se le entregaba una brasa de ese fuego para que alumbrara su hogar. Ese fuego debía durar hasta la llegada del otoño siguiente y así protegía del peligro a la familia durante todo el año.


Leyendas y Relatos

Muchas leyendas y relatos, así como supersticiones se han ido arraigando a través de los siglos alrededor de esta fecha.

Entre las leyendas más conocidas, esta la irlandesa de Jack O'Lantern. Dice la leyenda, que este hombre era un conocido y avaro borracho. Una noche, estando en la taberna que habitualmente frecuentaba, el Príncipe de las Tinieblas en persona se le aparece para pedirle su alma. Jack accede, pero hábilmente lo convence de que se tome una copa con él, pero le aclara que al terminar debe pagar su bebida. Para hacerlo, su compañero se transforma en una moneda para pagarle al tabernero. Entonces, Jack la toma y la coloca en su saco, al lado de una cruz, lo cual impide que el Diablo pueda volver a transformarse o a huir. Finalmente, Jack libera al Diablo y éste acepta dejarlo tranquilo por un año más. Transcurrido el tiempo estipulado, Jack vuelve a engañarlo con otro de sus trucos. Desafía al Diablo a subir a un árbol y éste trepa de inmediato, para mostrar su poder. Jack entonces talla la imagen de una cruz en el tronco, atrapando al Diablo encima del árbol. Finalmente, Jack llega a un acuerdo con el Diablo: Nunca más lo tentaría y él prometería bajarlo del árbol. Así, el Diablo accedió a dejarlo en paz para siempre.


Finalmente, cuando Jack muere, su alma no puede ingresar al Cielo por sobrar poco piadoso en la Tierra y, además, debido a que su alma en realidad no le pertenece, pues es del Diablo. Así que decide irse al Infierno, donde en realidad tampoco es bienvenido por el Diablo, pues Jack lo engañó en sucesivas oportunidades. Entonces, como el Príncipe de las Tinieblas le cierra el paso al espíritu de Jack, éste le pide lumbre antes de marcharse y el Diablo le arroja un carbón encendido para que pueda ver su camino en la oscuridad a la que queda destinado a vagar.




Jack fabricará una linterna ahuecando un nabo para colocar ese trozo de carbón. De esa manera comienza el recorrido de Jack y su linterna (donde está el carbón del infierno), y continuará vagando hasta el día del Juicio Final. Más adelante, los festejantes de Halloween reemplazaron el nabo por la archifamosa calabaza ahuecada.

También se comenta que las costumbres irlandesas incluían juegos, pero no disfraces ni máscaras. Las comunidades cristianas de los siglos IX y X comenzaron a pedir tortas a cambio de orar por los muertos. Luego se fue dejando de lado la oración, pero no se perdió la costumbre de pedir dulces y aquellas personas que iban de casa en casa, fueron agregando disfraces a su vestimenta.


Los irlandeses americanos, emulando a Jack O´Lantern, impusieron el mito de la calabaza, que continúa hasta nuestros días.



Dentro de las supersticiones, las que hacen su aparición de manera más contundente son todas aquellas relacionadas con la adivinación y el conocimiento del porvenir

Pero no olvidemos lo principal: Halloween es parte de una cultura que casi desaparece, pero que forma parte tan intrincada de la historia humana como cualquier otra. Más allá de las legiones de César y de las censuras y persecuciones del Medioevo, más allá de quienes hoy buscan Stonehenge para celebrar los ritos de la Wicka, los mitos de las hadas y los druidas permanecen dentro del imaginario popular de Europa y de América, y entrelazadas con el resto del mundo por un lazo invisible y mágico, más fuerte que todas las prohibiciones y que todas las frías racionalizaciones, oculto con los arquetipos más profundos de nuestro ser.


ACERCA DE LA COSTUMBRE DE PEDIR DULCES:

La costumbre de pedir dulces empezó en Europa con una costumbre del siglo IX. El 2 de noviembre los cristianos andaban de pueblo en pueblo pidiendo "tortas de alma" que eran pedazos de pan con "currants". Mientras más recibieran, más prometían rezar por los parientes muertos de los donantes, cosa que llevaba a las almas más rápido hacia el cielo.

Una versión más dramática cuenta que la tradición tiene su origen en la persecución que hicieron los protestantes en Inglaterra (1500 - 1700) contra los católicos. Éstos no tenían derechos legales ni podían ejercer ningún puesto público. Se produjo entonces un levantamiento católico contra sus opresores, intentanto asesinar al rey protestante Jaime I, pero el complot fue descubierto y los responsables fueron a la horca. A partir de allí muchas bandas de protestantes,ocultos con máscaras, celebraban esa fecha visitando a los católicos de la ciudad, exigiéndoles cerveza y comida. Con el tiempo esta tradición llegó a las colonias de norteamérica.

Hacia 1920 y para evitar el vandalismo en la noche de Halloween, se incorpora otra costumbre que enraiza en una tradición cristiana de la época medieval: la de solicitar dulces. El “trick or treat” (que en español se traduciría como “treta o dulce”) “autoriza” a los niños que no reciben golosinas a hacerle alguna diablura al vecino mezquino. El “trick or treat” funciona como un soborno al igual que su antecedente medieval: las “soul cakes” (torta o pan dulce de las almas).

Durante el Día de los Muertos (2 de noviembre para la tradición cristiana), los mendigos se comprometían a rezar por las almas de los parientes de aquellos que les ofrecían una porción de esta torta. Esa tradición ya lleva once siglos de permanencia, aunque cada vez son menos los que la llevan a cabo.

Los disfraces, los desfiles, las calabazas iluminadas y las peregrinaciones en busca de golosinas son sólo algunas de las costumbres que se repiten año a año en los Estados Unidos.

La inestabilidad ontológica preanunciada por Héraclito se aplica al hombre y a sus costumbres. Cada 31 de octubre se renueva la esperanza: de ser alguien distinto, de decorar la casa mejor que el vecino o de conseguir más golosinas que el compañero de escuela.




























































-ORIGEN DE HALLOWEEN PARTE 1





Halloween o Hallowe'en (IPA [‘ha.lo.wi:n]) o Noche de Brujas es una fiesta proveniente de la cultura celta que se celebra principalmente en Estados Unidos en la noche del 31 de octubre. Los niños se disfrazan para la ocasión y pasean por las calles pidiendo dulces de puerta en puerta. Después de llamar a la puerta los niños pronuncian la frase "truco o trato", "dulce o truco" o "dulce o travesura" (proveniente de la expresión inglesa trick or treat). Si los adultos les dan caramelos, dinero o cualquier otro tipo de recompensa, se interpreta que han aceptado el trato. Si por el contrario se niegan, los chicos les gastarán una pequeña broma, siendo la más común arrojar huevos o espuma de afeitar contra la puerta. La palabra Halloween es una derivación de la expresión inglesa All Hallow's Eve (Víspera del Día de los Santos). Se celebraba en los países anglosajones, principalmente en Canadá, Estados Unidos, Irlanda y el Reino Unido. Pero actualmente se celebra en casi todos los países occidentales con mayor o menor presencia.




Sus orígenes se remontan a los celtas,[1] y la fiesta fue exportada a los Estados Unidos por emigrantes sobre todo irlandeses en el siglo XIX, más o menos hacia 1846. La fuerza expansiva de la cultura de EE. UU. ha hecho que Halloween se haya popularizado también en otros países. El día de Halloween, en tiempos modernos se considera una fiesta estadounidense.

La historia del Halloween se remonta a hace más de 2.500 años, cuando el año celta terminaba al final del verano, precisamente el día 31 de octubre de nuestro calendario. El ganado era llevado de los prados a los establos para el invierno. Ese último día, se suponía que los espíritus podían salir de los cementerios y apoderarse de los cuerpos de los vivos para resucitar. Para evitarlo, los poblados celtas ensuciaban las casas y las "decoraban" con huesos, calaveras y demás cosas desagradables, de forma que los muertos se guiaran por medio de estos hasta llegar a un lugar mejor. De ahí viene la tradición de decorar con motivos siniestros las casas en la actual víspera de todos los santos y también los disfraces.

El recorrido infantil en busca de golosinas probablemente enlace con la tradición neerlandesa de la Fiesta de San Martín.


El origen de la calabaza

Realmente el origen de las calabazas fueron los nabos, que se vaciaban para introducir una brasa en su interior, e iluminar el camino a los espíritus que venían a la tierra esa noche y así encontraran el camino a casa de sus familiares y vecinos.

Origen de Halloween

El hecho de que esta fiesta haya llegado hasta nuestros días es, en cierta medida, gracias al enorme despliegue comercial y la publicidad engendrada en el cine comercial estadounidense. Es típica la imagen de niños norteamericanos correteando por las oscuras calles disfrazados de duendes, fantasmas y demonios, pidiendo dulces y golosinas a los habitantes de ese oscuro y tranquilo barrio de casas. Esta imagen en esos países no está muy alejada de la realidad y más o menos la fiesta discurre así.

Leyendas de Halloween

Se dice que la noche de Halloween, la puerta que separaba el mundo de los vivos del Más Allá se abría y los espíritus de los difuntos hacían una procesión en los pueblos en los que vivían.

En esa noche los espíritus visitaban las casas de sus familiares, y para que los espíritus no les perturbasen los aldeanos debían poner una vela en la ventana de su casa por cada difunto que hubiese en la familia. Si había una vela en recuerdo de cada difunto los espíritus no molestaban a sus familiares, si no era así los espíritus les perturbaban por la noche y les hacían caer entre terribles pesadillas.

Dulce O Truco

Originalmente el Truco o Trato (en inglés "Trick-or-treat") era una leyenda popular de origen céltico según la cual no solo los espíritus de los difuntos eran libres de vagar por la Tierra la noche de Halloween, si no toda clase de entes procedentes de todos los reinos espirituales. Entre ellos había uno terriblemente malévolo que deambulaba por pueblos y aldeas, yendo de casa en casa pidiendo precisamente "truco o trato". La leyenda asegura que lo mejor era hacer trato, sin importar el costo que éste tuviera, pues de no pactar con este espíritu (que recibiría el nombre de Jack O'Lantern, con el que se conocen a las tradicionales calabazas de Halloween) él usaría sus poderes para hacer "truco", que consistiría en maldecir la casa y a sus habitantes, dándoles toda clase de infortunios y maldiciones como enfermar a la familia, matar al ganado con pestes o hasta quemar la propia vivienda. Como protección surgió la idea de crear en las calabazas formas horrendas, para así evitar encontrarse con dicho espectro (y con el tiempo, debido a la asociación mental entre el espíritu y las calabazas, el nombre de este sería dado a ellas, que es como son conocidas hoy día cuando llega esta fiesta).

Realmente, aunque se ha generalizado la traducción "truco" en castellano por el inglés "trick" y "trato" literalmente por "treat", en el caso del "Trick-or-treating" no se trata de un truco propiamente dicho sino más bien de un susto o una broma por lo que una traducción más exacta sería por ejemplo "dulce o susto".

En la actualidad esto es un juego infantil, en donde los niños piden en la puerta de la casa golosinas, o el dueño de la casa sufrirá las consecuencias, en la que los niños maldadosos empiezan a tirar huevos o papel higiénico a la casa.


Jack O'Lantern

El origen de las famosas calabazas calladas deviene de una leyenda de origen celta (a caballo entre Irlanda y Escocia) sobre Jack "El Tacaño" (Stingy Jack en el original inglés), un granjero que engañaba y mentía a vecinos y amigos. Esta conducta le consiguio toda clase de enemistades pero también una reputación de persona tan malvada que rivalizaría con el mismísimo Satanás.

El Diablo, a quien llegó el rumor de tan negra alma, acudió a comprobar si efectivamente era un rival de semejante calibre. Disfrazado como un hombre normal acudió al pueblo de éste y se puso a beber con él durante largas horas, revelando su identidad tras ver que en efecto era un auténtico malvado. Cuando Lucifer le dijo que venía a llevárselo para pagar por sus pecados, Jack le pidió una ronda más juntos como última voluntad. El Diablo se lo concedió pero al ir a pagar ninguno de los dos tenía dinero, así que Jack retó a Lucifer a convertirse en una moneda para pagar la ronda y demostrar sus poderes. Satanás lo hizo, pero en lugar de pagar con la moneda Jack la metió en su bolsillo, donde llevaba un crucifijo de plata. Incapaz de salir de allí el Diablo ordenó al granjero que le dejara libre, pero Jack no lo haría a menos que prometiera volver al infierno para no molestarle durante un año.

Transcurrido ese tiempo, el Diablo apareció de nuevo en casa de Jack para llevárselo al inframundo pero de nuevo Jack pidió un último deseo, en este caso que el Diablo cogiera una manzana situada en lo alto de un árbol para así tener su última comida antes de su tormento. Lucifer accedió, pero cuando estaba en el árbol Jack talló una cruz en su tronco para que no pudiera escapar. En esta ocasión Jack le pidió no ser molestado en diez años, además de otra condición: que nunca pudiera reclamar su alma para el inframundo. Satanás accedió y Jack se vio libre de su amenaza.

Su destino no fue mejor: tras morir (mucho antes de esos diez años pactados), Jack se preparaba para ir al cielo pero fue detenido en las puertas de San Pedro, impidiéndosele el paso pues no podían aceptarle por su mala vida pasada, siendo enviado al Infierno. Para su desgracia allí tampoco podían aceptarlo debido al trato que había realizado con el Diablo, y éste le expulsó de su reino y le condenó a deambular por los caminos con un nabo hueco con un carbón ardiendo dentro como única luz que guiara su eterno vagar entre los reinos del bien y del mal. Con el paso del tiempo Jack el Tacaño fue conocido como Jack el de la Linterna o "Jack of the Lantern", nombre que se abrevió al definitivo "Jack O'Lantern". Esta es la razón de usar nabos (y más tarde calabazas, al ser más grandes y fáciles de tallar) para alumbrar el camino a los difuntos en Halloween, y también el motivo de decorar las casas con estas figuras horrendas (para evitar que Jack llamara a la puerta de las casas y proponer Truco o trato).


Fiestas celtas

Los celtas celebraban cuatro grandes fiestas a lo largo del año:

El Imbolc (o Imbolg): la primera de estas fiestas se celebraba a principios de febrero (sobre el 1 de dicho mes), cuando las primeras flores empiezan a crecer, y era dedicada a la diosa Imbolc o Brigit, a la que se consagraban los animales supervivientes al paso del invierno, en especial a las hembras, puesto que era tiempo ya de engendrar para el futuro invierno.

Beltane: la segunda fiesta que se celebraba el 1 de mayo (la víspera del 1 de mayo es la noche de Walpurgis). Esta fiesta se dedicaba a Belenos, el dios del fuego. En este día el fuego era usado para purificar con su humo a los animales y a todo el pueblo. Se encendían hogueras en lo alto de los cerros (para los celtas esto tenía mucha importancia: era muy fuerte la unión que se sentían con la naturaleza, y desde lo alto se puede observar toda la grandeza de nuestra madre Tierra), y se apagaban éstas al día siguiente.

El Lughnasa (o Lugnasad o Lamas): se celebraba a mediados del mes de junio y se dedicaba a Lug en Irlanda, Lugus en las Galias y Lleu en Escocia. Aunque esta divinidad se conoce por diversos nombres, era el dios de la luz. Esta fiesta era la que más carácter agrario tenía, celebrándose una acción de gracias por la fertilidad de los animales y por la abundancia de las reservas alimenticias.

Samhain: la última y más importante fiesta celta tenía lugar el 1 de noviembre. Este día significaba el día de año nuevo (siendo la víspera, el 31 de octubre, "nochevieja"), y a su vez indicaba que comenzaba una nueva etapa: el invierno.

El año celta se divide en dos grandes períodos: el período de verano, que va desde el Beltane (1 de mayo) hasta el Samhain (1 de noviembre), y el de invierno (desde el Samhain hasta el Beltane siguiente).

Llegan los romanos

Desde Italia, tomando los dominios celtas, llegaron los romanos. Éstos ya tenían ocupados los últimos días de octubre y principios de noviembre con festividades que llamaban "Las Fiestas de Pomona", dedicadas a la diosa de los árboles frutales (era algo así como la vendimia o celebración de la cosecha), por lo que se mezclaron frutas con malos espíritus para celebrar este día. Las manzanas eran muy populares y pronto fueron parte de las celebraciones.


Irrupción de la Iglesia

La Iglesia Católica decidió sustituir en la tidat de 730-740.Esta festividad fue establecido por el Papa Gregorio III el 1º de Noviembre por la de la Todos los Santos (canonizados o no) en su intento de eliminar el paganismo y librarse de la competencia religiosa, y en el año 837 d.C. fecharon el 1 de noviembre como el Día de Todos los Santos, llamado en Inglaterra (traduciéndolo literalmente) "All Hallows' Day" o Hallowsmass (otras fuentes datan este hecho dos años antes, en el 835 d.C.; una duda que la historia aún no ha resuelto). Por ser una fiesta muy popular se acostumbró celebrar también una víspera (palabra que en inglés se traduce Eve) la noche anterior, a la que se le llamó "All Hallows' Eve" (Víspera de Todos los Santos). Debido a la costumbre inglesa de contraer los nombres para una pronunciación más rápida y directa, esto derivó en el definitivo "Halloween", aunque la fiesta religiosa original nada tiene que ver con la celebración del Halloween actual, con disfraces y dulces para niños.


De la Edad Media a la actualidad


En la Edad Media algunos bandoleros se disfrazaban de espíritus para cometer sus fechorías. De ahí viene la costumbre de disfrazarse. Algunos años después esta festividad llega a Estados Unidos, traída por los pioneros, y es aceptada como una tradición, integrando todos los detalles antes mencionados. Era una fiesta católica de pequeños grupos de fieles, que se popularizó enormemente con la llegada de los irlandeses alrededor de 1840. Fueron ellos
quienes le añadieron la "Jack O'lantern" (la calabaza hueca con una vela dentro), debido a la leyenda "Jack el Tacaño" explicada anteriormente. Los norteamericanos usaron una calabaza.




Derecha: Cartel que anuncia la

llegada de Halloween en 1904










La fiesta, sin embargo, no comenzó a celebrarse masivamente hasta 1921. Ese año se celebró el primer desfile de Halloween en Minnesota y luego le siguieron otros estados. La internacionalización del Halloween se produjo a finales de los años 70 y principios de los 80 gracias al cine y a las series de televisión. En 1978, se estrenaba en EEUU y en el mundo entero La Noche de Halloween, de John Carpenter; una película ambientada en la víspera de Todos los Santos que supuso una referencia para el cine de terror de serie B; con innumerables secuelas e imitaciones. Por otro lado, éxitos de la pequeña pantalla como Los Simpson comenzaron a dedicar un capítulo cada año a Halloween hasta convertir la calabaza sonriente en una imagen tan conocida como la Coca-Cola.

Hoy en día Halloween es una de las fechas más importantes del calendario festivo en el continente americano (Estados Unidos y Canadá; los países latinoamericanos, aunque conocen la festividad de Halloween, tienen sus propias festividades y tradiciones ese mismo día, que curiosamente coinciden en cuanto a su significado: la unión o extrema cercanía del mundo de los vivos y el reino de los muertos). En el Viejo Continente, en un extraño giro del destino, son muchas las ciudades en las que los jóvenes han decidido importar el Halloween de Estados Unidos, con fiestas y disfraces, aunque en algunos puntos de Europa (como Inglaterra) la fiesta original ha arraigado de nuevo, resurgiendo del olvido al que el Vaticano la había enviado siglos atrás y realizándose los mismos ritos que se practicaban entonces.

Referencias

Kelley, Ruth Edna (1919). The Book of Hallowe'en, Chapter XI: In Brittany and France


Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Halloween


























jueves, 8 de octubre de 2009

-MADRE TERESA DE CALCUTA: EL ANGEL DEL INFIERNO PARTE 2



El solo nombre de la Madre Teresa de Calcuta, nacida en Skopje (Yugoslavia) de origen albanés como Agnes Gonxha Bojaxhiu (1910-1997), es desde hace mucho tiempo sinónimo de la “compasión por los más pobres entre los pobres”. En 1950, la Madre Teresa creó la congregación de las Misioneras de la Caridad. En 1975 recibió la Medalla Ceres de la FAO (Organización de la Agricultura y la Salud de la ONU), y en 1979 el Premio Nobel de la Paz. Después de su muerte, entró en la “vía rápida” hacia la beatificación gracias a las gestiones del Papa Juan Pablo II. Sin embargo, no es bondad todo lo que reluce.

En 1995, el periodista británico Christopher Hitchens produjo un documental sobre a Madre Teresa que él quiso titular Sacred Cow (“Vaca Sagrada”), pero salió al aire como Hell’s Angel (se trata de un juego de palabras: Hell Angels o “Ángeles del Infierno” es el nombre de una legendaria pandilla de motorizados; Hell’s Angel significa “El Ángel del Infierno”). Ese mismo año, Hitchens publicó el libro The Missionary Position: Mother Teresa in Theory and Practice (Verso, 1995). Sus investigaciones mostraron una realidad muy distinta a la imagen idílica de la Madre Teresa y su orden.

        Una entrevista a Hitchens apareció en Free Inquiry (16:4, Otoño de 1996). Debido a su longitud, a continuación se sintetizan los aspectos más relevantes. Más abajo aparece la traducción de un artículo de Susan Shields, ex-monja de las Misioneras de la Caridad, quien habla de sus ideales y su desengaño.

Puntos más importantes de la entrevista a Christopher Hitchens, autor de The Missionary Position: Mother Teresa in Theory and Practice Tomado de Free Inquiry (16:4), Otoño de 1996 (publicación del Council for Secular Humanism, New York) 

-Hitchens afirma que los recursos amasados por las Misioneras de la Caridad son gigantescos, pero nunca han sido auditados. Sus cuentas bancarias están todas fuera de la India, pues las leyes de ese país exigen información sobre los fondos de las organizaciones misioneras extranjeras. Tan sólo en una de estas cuentas habría más de 50 millones de dólares. - Sin embargo, estos fondos no tienen efecto alguno en la atención a los “pobres entre los pobres”.

        El propósito fundamental de este dinero, proveniente de donaciones, es incrementar el tamaño y poder dogmático de la orden en el mundo: tiene conventos en 120 países. - La Madre Teresa aceptó más de un millón de dólares donados por el estafador de la entidad Lincoln Savings and Loans, conociendo perfectamente su origen fraudulento. -Las condiciones en los “hogares” de la orden son extremadamente primitivas. No se permite aliviar el dolor, ya que “el sufrimiento de los pobres es bueno a los ojos de Dios”. Aunque los “pacientes” van en busca de alivio, la Madre Teresa nunca proclamó que el objetivo fuese curar.

        Sin embargo, ella y sus sucesoras siempre han estado conscientes de que casi todas las donaciones que reciben están motivadas por esa falsa impresión. El propósito de los hospicios de las Misioneras de la Caridad es ayudar a “bien morir”: se busca activamente la autorización de los agonizantes para bautizarlos. - A pesar de que “Dios ve con buenos ojos el sufrimiento”, la Madre Teresa siempre se atendió en los mejores hospitales de tipo occidental y recibió los tratamientos (y anestesias) más modernos.

La Madre Teresa apoyó a la familia del dictador Duvalier de Haití, cuando visitó ese país; afirmó que los Duvalier “amaban a los pobres”. También alabó al tirano comunista de Albania, Enver Hoxha. En palabras de Hitchens, “prefería lamer los pies de los ricos en lugar de lavar los pies de los pobres”.

La Madre Teresa trabajó incansablemente para propagar las versiones más extremas del conservadorismo católico.

Intervino en el referendo sobre el divorcio en Irlanda para que este no fuese permitido... Pero aprobó el divorcio de la princesa Diana de Gales, con quien se encontró varias veces (declaró a la revista Ladie’s Home Journal que así “iba a ser más feliz”). Según Hitchens, “si una mujer quiere divorciarse de un alcohólico que abusa sexualmente de sus propios hijos, no hay perdón en esta vida ni en la otra”. Pero una princesa está por encima de todo esto.
Los puntos de vista de la Madre Teresa, típicos del siglo IX (nueve), la convirtieron en una figura incómoda para el Vaticano; pero fue rápidamente “adoptada” como poster girl (palabras de Hitchens) cuando se hizo popular durante los años ’70. A pesar de esto, ella se opuso durante toda su vida a la reconsideración de la doctrina católica emanada del Concilio Vaticano II (1962-65).

En Calcuta deploran la imagen de su ciudad proyectada por la orden de la Madre Teresa. Si bien existe mucha pobreza, como en todo el mundo subdesarrollado, se trata de una metrópoli dinámica y cosmopolita, con una activa vida económica y cultural.
Cuando el documental Hell’s Angel se trasmitió en el Reino Unido muchas personas llamaron para protestar, empleando casi siempre los mismos argumentos e incluso las mismas palabras, lo que hizo evidente que se trataba de una campaña bien orquestada. Sin embargo, un número récord de personas llamó para alabar el programa.

Ninguno de los que atacaron el documental, incluyendo críticos de prensa, se refirió a lo fidedigno de su contenido. En otras palabras, lo que se reprochaba a Hitchens no era la realidad de lo señalado en el programa, sino el hecho mismo de atreverse a demoler un mito muy estimado. Incluso personas no afectas a la religión adoptaron esta postura. - Hell’s Angel jamás ha sido proyectado en los Estados Unidos. Ningún canal se atreve a hacerlo.

        La casa de ilusiones de la Madre Teresa Por Susan Shields Traducido de Free Inquiry (18:1), Invierno 1997-98 (publicación del Council for Secular Humanism, New York) Algunos años después de que me convertí en católica, me uní a la congregación de la Madre Teresa, las Misioneras de la Caridad. Fui una de sus hermanas durante nueve años y medio, viviendo en el Bronx (Nueva York), Roma y San Francisco, hasta que me desilusioné y me retiré en mayo de 1989. Mientras me reintegraba al mundo, comencé a desenredar lentamente la maraña de mentiras en la que había vivido. Me preguntaba cómo las podía haber creído durante tanto tiempo.

Tres de las enseñanzas de la Madre Teresa que son fundamentales para su congregación religiosa son igual de peligrosas, por ser creídas tan sinceramente por sus hermanas.
La más básica es la creencia de que mientras una hermana obedece, está cumpliendo la voluntad de Dios.

Otra es que las hermanas tienen alguna ventaja frente a Dios por haber escogido sufrir. Su sufrimiento hace a Dios muy feliz; entonces, Él dispensa más gracias a la Humanidad.

La tercera es el credo de que cualquier atadura a los seres humanos, incluso a los pobres que están siendo servidos, supuestamente interfiere con el amor a Dios y debe ser activamente evitada o inmediatamente extirpada. Los esfuerzos para prevenir todo vínculo producen un continuo caos y confusión, movimiento y cambio en la congregación.

La Madre Teresa no inventó esas creencias –estas prevalecían en las órdenes religiosas antes del Concilio Vaticano II–, pero ella hizo todo lo que cabía en su poder (el cual era inmenso) para aplicarlas.

        Una vez que una hermana acepta estas falacias, será capaz de hacer casi cualquier cosa.
Permitirá que su salud se destruya, descuidará a aquellos a quienes ha jurado servir, y sofocará sus sentimientos y pensamientos independientes. Podrá hacerse de la vista gorda al sufrimiento, dar información sobre sus compañeras, decir mentiras con facilidad, e ignorar las leyes y regulaciones públicas.

Mujeres de muchos países se unieron a la Madre Teresa con la expectativa de que podrían ayudar a los pobres y acercarse más a Dios. Cuando me fui había más de 3.000 hermanas en aproximadamente 400 hogares regados por todo el mundo. Muchas de esas hermanas, que confiaban en la guía de la Madre Teresa, se han convertido en personas destruidas. Ante la abrumadora evidencia, algunas han admitido finalmente que su confianza ha sido traicionada, que Dios no podría dar las órdenes que reciben. La decisión de irse es difícil para ellas–su autoconfianza ha sido abatida, y no tienen educación más allá de la que trajeron cuando se unieron al grupo. Yo fui una de las afortunadas que reunieron suficiente coraje para marcharse.

Es con la esperanza de que otras vean la falsedad de su presunto camino a la santidad que cuento algo de lo que sé. Aunque hay relativamente pocas personas tentadas a ingresar en la hermandad de la Madre Teresa, hay muchos que han apoyado generosamente su trabajo porque no están al tanto de cómo sus torcidas premisas ahogan los esfuerzos por aliviar la miseria. Inadvertidos de que muchas de las donaciones permanecen sin uso en cuentas bancarias, ellos también son defraudados al pensar que están ayudando a los pobres. Como Misionera de la Caridad se me asignó registrar las donaciones y escribir las respectivas cartas de agradecimiento. El dinero llegaba a una velocidad frenética. Usualmente, el correo traía las cartas en sacos. Con regularidad extendíamos recibos por cheques de 50.000 dólares y más. Algunas veces un donante llamaba para preguntar si habíamos recibido su cheque, esperando que lo recordáramos fácilmente a causa de su elevado monto. ¿Cómo decirle que no podíamos recordarlo, porque habíamos recibido tantos que eran aún más grandes? Cuando la Madre Teresa hablaba públicamente nunca pedía dinero, pero ella alentaba a la gente a hacer sacrificios por los pobres, “dar hasta que doliera”.

Muchos lo hicieron –y se lo dieron a ella. Recibimos cartas conmovedoras de personas, aparentemente pobres ellas mismas, que estaban haciendo sacrificios por enviarnos un poco de dinero para la gente que pasaba hambruna en África, las víctimas de las inundaciones en Bangladesh, o los niños pobres de la India. Casi todo ese dinero se quedó en nuestras cuentas bancarias. El aluvión de donaciones se consideraba una señal de la aprobación de Dios hacia la congregación de la Madre Teresa. Nuestros superiores nos decían que recibíamos más dádivas que otros grupos religiosos porque Dios estaba complacido con la Madre, y porque las Misioneras de la Caridad eran las hermanas más fieles al verdadero espíritu de la vida religiosa. La mayoría de las hermanas no tenía idea de cuánto dinero estaba amasando la congregación. Después de todo, se nos decía que no debíamos guardar nada. Un verano, las hermanas que vivían en las afueras de Roma recibieron más cajas de tomates de lo que podían distribuir. Ninguno de sus vecinos los querían, porque la cosecha había sido muy abundante ese año. Las hermanas decidieron enlatar los tomates en lugar de dejarlos pudrir, pero cuando la Madre se enteró de lo que habían hecho se disgustó mucho. Almacenar cosas mostraba falta de confianza en la Divina Providencia. Las donaciones llegaban y eran depositadas en el banco, pero no tenían efecto alguno en nuestras ascéticas vidas y muy poco efecto en las vidas de los pobres a quienes tratábamos de ayudar. Vivíamos existencias simples, desprovistas de todo lo superfluo. Teníamos tres juegos de vestidos, que remendábamos hasta que el material estaba demasiado dañado para colocarle más parches. Lavábamos la ropa a mano. También las interminables pilas de sábanas y paños de nuestro refugio nocturno para la gente sin hogar. Nuestro aseo se hacía con un solo cubo de agua. Los chequeos médicos y dentales eran considerados un lujo innecesario. A la Madre le preocupaba mucho que preserváramos nuestro espíritu de pobreza. Gastar dinero habría destruido esa pobreza. Ella parecía obsesionada con el hecho de usar sólo los medios más simples para nuestro trabajo. ¿Iba esto en el mejor interés de la gente a la que estábamos tratando de ayudar, o estábamos de hecho utilizándolos a ellos como una herramienta para elevar nuestra propia “santidad”?

      En Haití, con el fin de mantener el espíritu de pobreza, las hermanas reutilizaban las agujas hipodérmicas hasta que se volvían romas. Viendo el dolor que causaban estas agujas gastadas algunos de los voluntarios ofrecieron conseguir otras nuevas, pero las hermanas se negaron. Mendigábamos comida y suministros a los comerciantes locales como si no tuviésemos recursos. En una de las raras ocasiones en que se nos acabó el pan donado, fuimos a mendigar a la panadería local. Cuando la solicitud fue negada, nuestra superiora resolvió que el dispensario podría funcionar sin pan por ese día. No era sólo a los comerciantes a quienes se ofrecía la oportunidad de ser generosos. 

        A las aerolíneas se les solicitaba que trasladaran hermanas y carga sin costo. Se esperaba que hospitales y doctores absorbieran el importe de los tratamientos médicos de las hermanas, o que los cubrieran con fondos dispuestos para instituciones religiosas. Se inducía a los trabajadores a laborar sin pago o con tarifas reducidas. Dependíamos fuertemente de voluntarios que se afanaban largas horas en nuestros comedores, refugios y campamentos. Un granjero que trabajaba muy duro dedicó muchas de sus horas de vigilia a colectar y distribuir alimentos para nuestros comedores y refugios. “Si yo no vengo, ¿qué comerán ustedes?”, preguntaba. Nuestra ordenanza nos prohibía pedir más de lo que necesitábamos, pero cuando se trataba de pedir, los millones de dólares que se acumulaban en el banco eran tratados como si no existieran. 

      Durante años tuve que escribir miles de cartas a donantes, diciéndoles que toda su dádiva sería empleada para llevar el compasivo amor de Dios a los más pobres entre los pobres. Fui capaz de mantener a raya las quejas de mi conciencia porque se nos enseñó que el Espíritu Santo estaba guiando a la Madre. Dudar de ella era un signo de falta de confianza y, aún peor, nos hacía culpables del pecado de orgullo. Guardé mis objeciones y esperaba que algún día entendería por qué la Madre quería amontonar tanto dinero, cuando ella misma nos había enseñado que incluso guardar salsa de tomate mostraba falta de fe en la Divina Providencia.

(Traducción: Sami Rozenbaum)
Pero alguien puede decir:

Es evidente que no conocen en absoluto el carisma de las Misioneras de la Caridad. En varias casas de la orden (en Etiopía, Cuba, Calcuta, Madrid, Salvador de Bahía) son casas humildes, como ellas, pero dignas y limpias. Son hogares. ¿Para qué quieren el dinero? ¿puede explicarlo? ¿Se puede negar que ellas sólo tienen en posesión dos saris? No usan ningún medio "rico" ni para ellas, ni para sus pobres. Ese es su carisma. Es normal que no se las entiendan, esa vida sólo se entiende desde la fe.

La respuesta a esto es:
Ella usó ese dinero de donaciones para abrir más congregaciones, mientras los enfermos morían de hambre, de dolor, eso es francamente inaceptable. Nada de fé, avaricia y fe ciega.