sábado, 29 de septiembre de 2012

-★HITLER: UN MISTERIOSO PERO AL FIN UNA FIGURA HISTÓRICA DE GRAN INTERES

               
        Sesenta y nueve años después de su desaparición física, la figura de Adolf Hitler —que un escritor norteamericano poco sospechoso de simpatías nazis (Robert Waite, citado en Bene [1983], nota del editor) predeciría como la de mayor impacto histórico después de la de Jesucristo— está constantemente bajo la mirada general.
     



           Sobre la vida y eventos vinculados a este personaje germano se han escrito miles de libros —de hecho, como se declara en una reciente obra acerca del tema (Lukacs, 2004/1997), Hitler es quien más libros ha inspirado en el siglo XX—, se han hecho cientos de documentales y a su personaje se le ha llevado al cine y a la televisión muchas veces, la mayoría en fugaces apariciones y en plan peyorativo; haciendo circular múltiples imprecisiones sobre él.

               
Sin embargo, es exagerado decir que comenzó a vivir en un mundo de fantasía pura o que se convirtió en un enajenado. Tenía momentos de tanta lucidez como podía esperarse para un individuo en su posición y en una situación apocalíptica semejante.





         Para el psiquiatra español Vallejo-Nágera (1980), los estereotipos hitlerianos que circulan son los que construyeron sus enemigos y vencedores, quienes al amparo del repudio legítimo por el genocidio judío no le perdonaron nada de lo que hizo o dejó de hacer.

A este tipo que inventó el Volkswagen, la blitzkrieg y las sirenas de los Stukas le negaron hasta el mínimo resquicio de razón: según ellos el hombre debía estar totalmente loco y desquiciado, o poseído por algún númen diabólico. O  incapaz de tener sentimientos y siquiera de comportarse amablemente. Aquellos que lo siguieron eran estúpidos o estaban hipnotizados.


Era además un caudillo inepto: sus éxitos se debieron a errores o descuidos de sus adversarios. Los Generales ganaban las batallas por éllos, mientras que las derrotas fueron todas responsabilidad suya.





Dicen que sus arranques enérgicos o de furia liderezca eran  "arrebatos histéricos".

Cuando levantaba la voz no gritaba, sino "aullaba".

Ciertos autores, basándose en el testimonio de renegados nazis como Rauschning (1940/1940), hablan de su "mirada fija y sin vida" o "alucinada". 

Cuando algo que particularmente se destacó en su tiempo entre sus fieles fue la llamada "mirada de águila", que se nota en la mayoría de las imágenes conservadas como reconcentrada y analítica.






        Estas fotografías (arriba) se han utilizado en muchas ocasiones para desacreditar a Hitler diciendo que era una especie de payaso o de histérico. 

Pero lo cierto es que, a pesar de la promesa de Hoffmann, su fotógrafo, los negativos no fueron destruidos. Hitler esta haciendo mímica ante el espejo para ensayar sus arengas tan famosas. Lo cierto es que Hitler fue uno de los grandes, quizá el mejor, comunicador de todos los tiempos. Es muy probable que nadie le haya igualado. Hitler recibió enseñanza teatral. Ensayó todos sus gestos famosos y hasta las expresiones faciales. Tuvo un profesor, Paul Devrient, que fue cantante de ópera. Le enseñó técnicas para su puesta en escena y también le enseñó a educar su voz. Pocos políticos se habían tomado esas molestias. Pero Hitler sí. No dejó nada al azar. Solía quedarse afónico tras sus discursos y terminaba absolutamente agotado. Después de cada aparición pública solía preguntar a sus colaboradores sobre cómo había estado. En 1931 la revista norteamericana Vanity Fair lo incluyó entre los mejores oradores de la época. Ciertamente Hitler fue un genio de la oratoria.

             Aquel individuo tan repugnante, bizarro e inepto según sus críticos logró extrañamente, sin embargo, sobrepujar algunas de las mayores hazañas  políticas y militares de la historia
Hitler, al margen de los crímenes contra la humanidad, pertenece a ese exclusivo club (nada inocente, por cierto) de "conquistadores del mundo" —Alejandro Magno, Julio César, Napoleón Bonaparte, entre los más grandes—, del cual hasta hoy es el último representante, como lo reconocen unos de sus dos principales biógrafos (Shirer, 1983/1959,  y Bullock, 1962/1952).

















              Su físico, bastante dentro del promedio del hombre del pueblo por cierto, fue satirizado al punto de connotarlo con frecuencia como el de un "hombrecillo insignificante" y hasta "repugnante". (Recuerdo que un amigo mío influido por tales leyendas me dijo que creia que Hitler era un enano, y se sorprendió mucho cuando le revelé que medía 1.73 mts.; talla mayor que las de Napoleón, Mussolini o Stalin entre otros)
Para los analistas sesgados de su trayectoria que le niegan la menor virtud, tal hecho es tan misterioso como el "inexplicable" amor que el Führer le tuvo a su sobrina Geli Raubal ("¿cómo pudo ese sujeto haber amado a alguien?") dicen, o el que Eva Braun sentía por él mismo ("¿cómo pudo alguien amar a Hitler?") exclaman.
Todo eso revela, a los ojos de investigadores  y especialistas imparciales, una concepción maniquea, ingenua (o quizá convenenciosa) de hombres inteligentes pero prejuiciados acerca de la psicología humana —especialmente de la de un individuo al que no aprueban—, y a pesar de ello pervive como verdad profunda.





HITLER Y EL OCULTISMO


Algunos  escritores como (Ribadeau, 1980/1975); y Pennick, 1984/1981) consideran que la conducta de algunos fanáticos líderes nazis sólo tiene explicación en el marco de una cosmovisión ocultista. Basándose en fragmentarios indicios cuyo origen está en la cercanía que algunos de sus más cercanos colaboradores (Hess, Himmler) tuvieron con las llamadas "ciencias ocultas", los partidarios de esta postura sostienen que el intento revolucionario de Hitler y sus asociados habría sido esencialmente mágico: la creación de una raza de superhombres con poderes psíquicos, capaces de “dominar el universo”  y alcanzar la inmortalidad.

Pero como toda "teoría de la conspiración" mezcla verdades, media verdades y mentiras, hechos comprobados e hipótesis plausibles al lado de rumores absurdos e ideas jaladas de los pelos.

Si bien lo esotérico tiene un lugar dentro del desarrollo general del nazismo y de alguno de sus dirigentes, el hecho es que Hitler era cualquier cosa, menos un ingenuo.





              Probablemente en algún momento el supo utilizar a manera de bluff en su beneficio —como hicieron Winston Churchill, Franklin D. Roosevelt  y Joseph Stalin.

 Hitler lo puedo hacer con todo lo que se cruzó por delante: individuos, acontecimientos, ideas— el "arma de propaganda" ocultista para impresionar a cierta gente y lograr ciertos objetivos, pero es dudoso que íntimamente se lo tomara en serio.


             Muchas veces se refirió con desdén hacia las creencias de su secretario Rudolf Hess y en general hacia el ocultismo (véase Bullock, 1962/1952); y la mejor prueba objetiva de ello son sus propias órdenes en las cuales prohibió toda conferencia sobre astros, espiritismo, telepatía y clarividencia, así como todo anuncio de ellas en los diarios. 

En palabras de Schramm (1965/1963), "las supersticiones le eran totalmente extrañas" (Pag.39). Posteriormente mandaría arrestar a más de cien astrólogos, mediums y videntes  y suspender la Sociedad Thule. Eso es lo real.



Pueden leer:  DESACREDITANDO EL MITO DEL “OCULTISMO NAZI”, ¡EL NACIONAL SOCIALISMO ERA CRISTIANO!







SUICIDIO

En cuanto a su suicidio y cremación, ésto no fue, como tantas veces se ha asegurado desde la cómoda posición de un escritorio, un acto de cobardía. Y no fue tampoco una salida heroica. Fue simplemente lo único que cabía hacer: Hitler, demasiado conocido y que además estaba mal de salud (lo que le impedía fugarse y convertirse en un "sumergido"), sabía muy bien lo que le esperaba si caía vivo o muerto en manos de sus tan implacables como innumerables enemigos (recuérdese el destino de Mussolini), y por ello lo ilógico hubiera sido tratar de resistir a mano armada o de entregarse.

O la historia absurda de un Hitler que huyó al final de la guerra y se trasladó a un país sudamericano.






    Como se dijo en el Juicio de Nüremberg (véase Heydecker y Leeb, 1970/1958), los cientos de miles de personas muertas y la serie innumerable de dolores que ocasiono no deben achacarse únicamente a sus ordenes o mandato, como tampoco debe achacarse sólo a Mao la barbarie de la Revolución Cultural china, ni a Napoleon Bonaparte el inmenso coste humano y material de su aventura imperialista. 

Fue, en realidad, todo un grupo  de  personas,  algunas de ella fanáticos respaldados por la posibilidad del ejercicio del poder absoluto, y ambiciones negativas y  sin frenos, Y este grupo de muchos de ellos agitadores, sicarios y verdugos creció y actuó en relación a una cantidad de factores ideológicos, étnicos, geográficos, socioeconómicos e idiosincrásicos operantes a manera de contingencias interdependientes de dimensión gigantesca.






A MANERA DE CONCLUSIÓN

            Antes, sólo tenía entendido que Hitler había sido un dictador, que había tomado el poder por la fuerza y que había exterminado millones de judíos. 

Había visto algunas fotografías de sus discursos, donde se lo veía con un gesto de desacato, cosa que contribuyó a crear en mi cabecita, la imagen de un Hitler desquiciado, terriblemente sanguinario y que disfrutaba de torturar y matar gente. 

Es más: en ocasiones, cuando algún conocido mío decía alguna barbaridad, le decía que era peor que Hitler.

                 Entonces empecé a adentrarme en la otra parte de la propaganda, el primer libro que leí sobre Hitler fue mi amigo de juventud de Kubizek, no podía creer que alguien pusiera tal título a un libro, sin importarle el riesgo al que se exponía. Había visto casi todas las películas de Leni Riefenstahl y hasta había visto algunos discursos de Hitler con y sin traducción al español, pero que me sirvieron para complementar más aún la idea que tenía yo sobre su oratoria).

Me acuerdo que el libro me emocionó, porque comprendí aún menos esa parte monstruosa que por narices desde siempre nos han hecho tragar, como si se tratase de nuestra dosis de vitaminas diaria.

Luego me enteré de que Hitler no había tomado el poder por la fuerza, (es idea de la actual propaganda) sino que había ganado las elecciones en forma totalmente democrática.

Hasta ese momento, la figura de Hitler no me interesaba en lo más mínimo; y lo concerniente a la Segunda Guerra Mundial, pero en ese momento, lo primero que pensé fue “¿cómo fue eso posible?”. Un profesor me dijo que su opinión personal era que dijo a los alemanes lo que los alemanes querían escuchar;  era sólo su opinión personal y me lo dejó muy en claro. A partir de entonces, comencé a investigar.


No me resultó fácil investigar, pues todo el material al que llegaba, sólo contribuía a cristalizar la imagen que ya tenía de Hitler, la que comenté en el primer párrafo arriba. Pero eso no era coherente con un acceso democrático al poder... No es un detalle menor, pues si logra el apoyo de una mayoría, es que esa mayoría está de acuerdo con sus ideas, en cuyo caso Hitler pasaría a convertirse en alguien que supo expresar el sentimiento alemán. Es como cuando muchos disfrutan la Novena sinfonía de Beethoven, pues Beethoven logró expresar en esa música sentimientos e ideas que nosotros compartimos, pero que por no tener su talento ni condiciones, no podemos expresar en música.

Creo que en la mayoría de los casos uno ve a Hitler como un tirano desalmado, mas bien una maquina de odio sin emociones, bueno como lo pintan en numeroso libros, revistas y películas sobre todo. Un odio inculcado desde los medios, totalmente desmesurado y que nace desde la misma ignorancia y manipulación (hoy en día, con la mente abierta me doy cuenta del gran poder que tienen los medios, es aterrador). 

Para empezar me acerque primeramente por su ecologismo y al final me adentre en el tema mas y mas, al principio hay cosas que no cuajan con tu moral preestablecida, pero poco a poco vas viendo que el problema es de las ideas que te han inculcado.

Al poco tiempo, tropecé con “Hitler: the rise of evil”, la famosa película. Logré entender un poco más, pero había detalles que no me cuadraban en absoluto.

Luego de leer y disfrutar de principio a fin el libro  Mi amigo de Juventud de Kubizek






Leí Yo queme a Hitler  de Erich Kempka (el chofer leal de Hitler), 






Luego comencé con el de Nerin Gun






Y luego Yo fui guardaespalda de Hitler 1940-1945 de Rochus Misch. 





Había visto muchas fotos de la época, con un Hitler vitoreado por el pueblo, con niños demostrándole cariño (“niños”,... no “adultos”;... los niños no pueden fingir cariño), había estudiado algunos proyectos nazis, como el Lebensborn, las Leyes de Nuremberg, sus políticas,  económicas y sociales etc. Algunas cosas chocaron bruscamente contra mi moral, pero luego de un análisis introspectivo, me di cuenta de que tenía que cambiar mi moral. Había sido educado para pensar de determinada forma y me estaba dando cuenta de que en realidad, me comportaba por “amaestramiento”, no por convicción. 

Esta evolución me valió criticas de ciertas personas (a quienes no culpo, pues no tienen herramientas para comprenderme). Si bien el nazismo era el remedio para la Alemania de ese entonces, hay algunos puntos que pueden aplicarse también hoy, y otros que son universales. Pero esto no puedo compartirlo más que con quienes tienen capacidad de razonar, analizar sin prejuicios o ideas preconcebidas o ser mas imparciales.

            Sobre Hitler se ha dicho de todo, y cada cual tiene una opinion, aunque todos sabemos que la imagen difundida sobre el es la de un loco fanático genocida que vivia en un mundo de fantasia pidiendo imposibles a sus ejércitos y llevando a su país a la ruina. 

¿Que hay de cierto en eso?
¿Quien fue Hitler?
¿Como sabemos que hemos "dado" con el verdadero Hitler?
¿Es el Hitler de Speer el verdadero?
¿O el de los militares que lo despreciaron tras la guerra?
¿El de sus colaboradores mas intimos?
¿Es el de Jodl?
¿El de Ribbentrop?
¿El que nos cuenta Kershaw o el que nos cuenta Fest?
¿Toland o Irving?
¿Hombre vulgar y mediocre, inculto y bochornoso?
¿Hombre de gran talento, inteligente, culto y razonable?
¿Ambas cosas a la vez o ninguna?
¿Tenía razon Thomas Mann o la tenia Knut Hamsun?
¿Provinciano ignorante, advenedizo del poder, incompetente y desastroso estratega?
¿Provinciano soñador, con ancias de crecimiento personal, meticuloso, estudioso, observador y
¿Estratega militar nato, que sus militares no pudieron lograr por incompetentes?
¿Hitler se explica en una linea o no tiene explicacion?
¿Quien demonios fue ese hombre?

              Speer su arquitecto, por ejemplo, es un caso interesante. Sin Hitler, jamas hibiera alcanzado la notoriedad que alcanzo. Como arquitecto no era gran cosa, pues gente como Gisler le llevan por mucho la delantera. Uno lee sus opiniones sobre Hitler (que nunca hubiera tenido narices a decirle a lacara, por supuesto) y se queda pensativo. Speer gano una fortuna en la posguerra contando mentiras, medias verdades y en general escribiendo lo que la gente queria oir.

Speer fue el juguete preferido del historiador Fest. Lo moldeó a su gusto y en el fondo, las declaraciones de Speer están muy influenciadas por el historiador. Sin olvidar que Speer estuvo muy cerca de ser condenado a muerte y que salvó el pellejo con declaraciones de dudosa veracidad. A mi personalmente la historia esa que fue contando asegurando que estuvo a punto de matar a Hitler en el búnker me resulta ciertamente poco creíble.

¿Fue su arrepentimiento sincero? 

¿Lo hizo para escapar de su pasado? 

¿Creia en lo que decia?

       Speer es uno de los que crearon el mito de un Hitler incapaz de contacto humano, cuando dijo que "en el lugar donde debia haber un corazon, habia un gran hueco".

Curiosamente Speer acusaba sobre lo que el mismo padecía. Sus relaciones humanas siempre fueron escasas y superficiales.

Pero el mito de Speer ya hace tiempo que comenzó a tambalearse. Muchos afirman que no era mas que un vil canalla oportunista con un ego de proporciones monumentales, que hubiera escalado en la Alemania nazi, en la Rusia de Stalin o en cualquier otro gobierno si le le hubiera dado la oportunidad. Sauckel todavía debe estar revolviéndose de asco en su tumba.

    Yo tendría muchas dudas de declaraciones de Jodl, Ribbentrop... puesto que sus declaraciones se hicieron con la horca casi en el cuello. Lógicamente, tampoco podemos esperar ninguna declaración imparcial o razonable de un Thomas Mann. Por no hablar de Kershaw, que es elenemigo número uno de Hitler. 

¿Qué crédito puede tener un historiador que detesta a Hitler?

¿Por qué nos debemos de fiar de su trabajo? No digamos ya un enemigo directo de Hitler..3

Lo que ha implicado que deba estudiar la figura de Hitler o al menos entender mejor las circunstancias que le tocaron vivir a él y al país que gobernaba y tratar de entender un poco mejor como era el Tercer Imperio Alemán por fuentes no oficialistas, por lo menos para contrastar.

        Otro libro que leí para introducirme en estos temas es "Complot contra la Iglesia" de Maurice Pinay. El libro no trata de Hitler precisamente si no del conflicto histórico entre Judaísmo y Cristianismo y es una denuncia del Supremacismo Judío como motor de la masonería y el comunismo, es decir de todos los procesos revolucionario cruentos que han ocurrido desde fines del siglo XVIII hasta hoy, y también es una denuncia del Concilio Vaticano II como acción del Supremacismo Judío de subvertir las bases del Catolicismo Romano y de infiltrarlo de comunistas y masones. El capítulo que trata sobre Hitler, o más bien su partido, se llama "Errores nazis e imperialistas", donde alega que el Nacionalsocialismo alemán tuvo en sus manos la posibilidad histórica de revertir todo el sangriento proceso revolucionario desatado por el Supremacismo Judío, pero que cometió el error de colocar en su contra aliados potenciales a causa de los efectos deletéreos de su propaganda racista, como ocurrió con los ucranianos quienes los recibieron con los brazos abiertos pero donde los mandos militares, tomándose demasiado en serio el asunto de la raza, los trataron de manera esclavizante poniéndolos en su contra, en vez de luchar juntos contra el comunismo. El libro es muy extenso y está bien documentado.

          Para entender las causas de la Segunda Guerra Mundial desde la vereda del frente, también leí  "Los crímenes de los buenos" de Joaquín Bochaca.

Es cierto que Bochaca es nacionalsocialista, pero el libro no deja de ser bastante objetivo sobre todo al basar su trabajo en fuentes aliadas. En una página web este libro es definido como una vacuna al lavado de cerebro sobre la historia mundial reciente, planteamiento con el que estoy de acuerdo. Tiene la virtud de rellenar muchos de los vacíos y de refutar las explicaciones incoherentes de la historia oficial.

Para entender la personalidad de Hitler, leí "De Hitler todos han hecho leña" de F.J. Alcalde Cruchaga, un libro muy interesante que busca mostrar las virtudes de este canciller alemán, y también raro pues sigue la tónica contraria a la de la corrección política dominante y falseadora de la historia.

De aquí en adelante para mi la figura de Hitler se humanizó. Mi conclusión es que no era un monstruo, pero tampoco un santo, si no un ser humano con virtudes y defectos como cualquiera, virtudes y defectos que se vieron potenciados o amplificados por el rol político que decidió jugar.

         Otra de las cosas que ha arruinado completamente el estudio imparcial de Hitler es la llamada "Psicohistoria" aplicada a Hitler. Antes estaba leyendo (quien me manda...) un libro de Erich Fromm que incluye un capitulo sobre Hitler, y es lo mas estupidamente aberrante y mediocre que he leído, por ejemplo cosas como el hecho de que 

"Hitler no continuo sus estudios".

       ¿Por que estas puerilidades no se aplican a los demás personajes históricos? Vaya: ¡Resulta que Hitler es el primer autodidacta de la historia, la primera persona que no tuvo educación secundaria (averigüen cuantos presidentes nunca fueron a la escuela) y que nunca fueron  a la universidad!

Por ejemplo:

Directores de cine, expertos en TI, diseñadores y dueños de equipos de futbol forman parte de un grupo élite de visionarios sin contar con títulos universitarios 

-Bill Gates: fundador de Microsoft. 

-Mark Zuckerberg:  fundador de Facebook

-Michael Dell: Fundador de Dell 

-James Cameron: Famoso director de cine.

-Richard Branson: dueño del Grupo Virgin.

 Y muchos mas..
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Pueden leer:

EXITOSOS, MULTIMILLONARIOS Y SIN UNIVERSIDAD




             Lo que en otras personas es un rasgo "humano"  "idiosincratico"  "temperamental" "singular", en Hitler resulta que es un rasgo perverso y destructivo, de odio y sed de venganza monstruosa.

Ahora, lo de Fromm no nos extraña pues era judío, y sus líderes político-religioso-culturales los han adoctrinado en forma masiva y en tal sentido que no pueden analizar al personaje sin sacarse las artificiosas antiparras emocionales.

                  Para mi, ese odio a Hitler, tan escalofriante, es simplemente un misterio.

Considero que Hitler es un personaje histórico mal estudiado y difamado. Creo que su estudio como figura debe partir desde 0, sin juicios de valor a priori. 

El gran problema es que para hacerlo hay que dejar resuelto el tema del mas que exagerado holocausto, que es el gran impedimento para realizar un análisis objetivo de su persona, gobierno, ideología, etc.

Ahora... ¿Por que el odio hacia él por parte de los dirigentes del Judeo-sionismo a tal nivel de adoctrinar a toda la población que está bajo su alero?

             Yo creo que es por que hasta aquí ha sido el único gobernante que puso en entredicho su casi omnímodo poder mundial tanto en el plano político, social y económico del judaismo internacional,  lo que para ellos es merecedor de castigo y una difamación permanente.

Estoy harto de las mismas tonterías, de los mismos insultos, de las mismas mentiras y difamaciones, todos los malditos días del año. ESTOY HARTO de esos escritorzuelos mediocres y pateticos, que no tienen ni idea de la psicología humana. Estoy harto de esos adalides de la verdad, propagandistas exornados sin espíritu critico.

Hoy gracias a las diferentes fuentes de información mi punto de vista de Hitler a cambiado, creo que es falta de iniciativa por parte de la gente que se conforma con el modelo "Standar" de Hitler.

Es tanta la carga emotiva que evoca un personaje de esta naturaleza que quizá desmentir ciertos prejuicios que coadyuvan a deformar su imagen puede ser juzgado por sus críticos como un solapado apoyo pro-nazi.

No me preocupa esa objeción no soy anti semita, pero no soy hipócrita pues es triste y  es de lamentar la hipocresía de quienes, bajo el pretexto de combatir tendencias totalitarias ajenas, las ejercen a su vez en contra de otros impidiendo cualquier debate racional sobre lo que se cree indiscutible.

Lo que es evidente e incontestable, es que Hitler fue durante la mayor parte de su vida una persona común y corriente con problema personales, en su despacho, familiares etc. (como también lo fue su colega Winston Churchill, Franklin D. Roosevelt, Joseph Stalin, o como lo puede ser hoy en otra escala y ambiente un Maradona, por ejemplo), empeorado por las obsesiones de si lograría  terminar la guerra de manera victoriosa  y que en algún momento de su carrera mas en los últimos 2 años de la guerra las circunstancias extraordinariamente difíciles que lo rodearon  y la calidad de vida que llevó, hicieron mella en su Siquis y personalidad poniéndolas al límite.

Sin embargo, es exagerado decir que comenzó a vivir en un mundo de fantasía pura o que se convirtió en un enajenado. Tenía momentos de tanta lucidez como podía esperarse para un individuo en su posición y en una situación (la guerra) semejante.

Lo que admiro de el fue su iniciativa de crear un partido alterno a los tradicionales y lograr restaurar a una Alemania abatida por la guerra y la sencillez de sus uniformes militares a comparación con los demás. Lo considero una de las personalidades más impresionantes de la Historia. Un ser humano comun y corriente con errores y aciertos. De no haber sido por ciertas decisiones desatinadas, habría ganado la guerra, con lo que el mundo sería totalmente distinto a como es.

Opino que fue un gran hombre, que amo a su patria más que a su propia vida, que lo dió absolutamente todo por devolverle a su tierra el honor y el orgullo que había perdido tras la I guerra mundial, si yo hubiese existido entonces, seguramente hubiese sido uno de sus mas fieles seguidores, no tengo la menor duda.

Sin embargo, hay una enorme piedra contra la que choco siempre, una piedra que no me deja avanzar, algo que por cuestiones de simple lógica proposicional no puedo admitir: el holocausto. En cuanto logre resolver este problema (si lo logro), podré entonces decir todo esto en cualquier lado.


                El que sus postreras intuiciones o razonamientos fallaran en la apreciación de los acontecimientos era muy natural, dado el escaso margen de información segura a la cual tenía acceso desde el aislado Bunker. Sus decisiones de "tierra arrasada" o  algunos genocidio planificados no tienen excusa, pero no son fruto de la demencia, sino de la crueldad trágica típica de cualquier  personaje  de la historia  con emociones variadas como el miedo, la alegría, la frustración etc.

viernes, 21 de septiembre de 2012

-★HUGO BOSS EL SASTRE DEL TERCER REICH






        Es una de las marcas más reconocidas del mundo y es usada por pudientes relacionados con el poder. Hugo Boss es símbolo de elegancia por excelencia. Pero, al parecer, tiene un pasado poco conocido: fue la firma que diseñó los trajes del ejército nazi y empleó a miles de trabajadores esclavos judíos para vestir a las filas Hitlerianas. Según denuncia la revista Veintitrés en su última edición, Hugo Ferdinand Boss, un costurero alemán de Metzingen, fue el sastre del Tercer Reich, el diseñador nazi.

El primero de abril de 1931, cuando aún Hitler no había llegado al poder pero el nacional-socialismo ya se veía como una fuerza a punto de estallar, Boss decidió sumarse a las filas del nazismo. Su número de afiliado era 508.889, a los 46 años.

Tras superar algunos problemas económicos, Boss vio que el negocio era vestir a las fuerzas Hitlerianas. Y no dudó en hacerlo. El crecimiento del nazismo en Alemania era evidente, y en 1933 llegó al poder. Dos años más tarde, en 1935, Hugo Boss dejó de lado la fabricación de ropa civil y se dedicó sólo a la confección de uniformes.
Sin olvidar otras empresas como Ford, Chanel, Volkswagen, General Motors, IBM o la petrolera Standard Oil Corporation, que participaron y se beneficiaron del III Reich.
Hugo Boss, el sastre de las SS:
artículo publicado en el nº10 (agosto 2003) de la revista Sàpiens
       
“Vestir para el éxito”. Este es uno de los mensajes publicitarios de la empresa de confección Hugo Boss SA, una de las compañías más importantes del sector a escala mundial. Hoy día, Hugo Boss tiene en nomina más de 2.000 trabajadores y un volumen de negocio que supera los 450 millones de euros. Este imperio de la moda, no obstante, tiene su historia  y, hasta hace poco, bien escondida. El fundador de la empresa, el alemán Hugo Boss, confeccionó y fabricó los uniformes que usaron las SS, las SA, la Wehrmacht y las Juventudes Hitlerianas durante el III Reich. 

La documentación que duerme en Suiza certifica este hecho, un tema que la misma compañía no ha podido desmentir. 

El 5 de marzo de 1933 el Partido Nacionalsocialista que lidera Adolf Hitler gana claramente las elecciones al Reichstag, el Parlamento alemán. Los nazis han conseguido el aprecio de la población, asqueada por la situación económica que vive una potencia en horas bajas tras la derrota en la Primera Guerra Mundial en 1918. El partido nazi, poco a poco, impulsará una politica para levantar Alemania, una fórmula que incluye, entre otros aspectos leyes sociales a favor del trabajador. 


           Cuando Hitler consigue el poder, Alemania tiene aproximadamente cinco millones de desempleados. Sus asesores económicos le recomiendan que nacionalice las grandes empresas, pero Hitler no les hace caso, ya que considera que las grandes empresas le serán una ayuda capital para ganar una posible guerra que cree  necesaria. En uno de sus discursos, Hitler ya habla de la Gleichschaltung, o sea, la “coordinación de la voluntad política”, que se basa a integrar cada elemento de la vida nacional alemana en la maquinaria social nazi. Únicamente así, piensa Hitler podrá consolidar su gobierno. Dicho y hecho: las empresas, grandes, pequeñas y medianas, se ponen al servicio del Führer, ya que le ven como la persona conveniente para sacar al país de la depresión económica que sufre. En cuestión de meses, los anuncios comerciales que se publican en la prensa germana se transforman en una oda a un color político: el color del nazismo.














NEGOCIAR CON EL III REICH

         En Metzingen, una población situada al sur de Stuttgart, un pequeño taller de sastrería no deja perder la oportunidad y su dueño se une a la causa nazi. En 1933, en el periódico del pueblo, el Alb-Neckar-Zeitung, se puede leer el siguiente anuncio: 

”Uniformes de las SS, las SA y las HJ. Ropa de trabajo, de deporte y de lluvia. La hacemos nosotros mismos, con calidad buena y reconocida y a buenos precios. Boss. Ropa mecánica y de trabajo, en Metzingen. Firma homologada por las SA y las SS. Uniformes con la licencia del Reich”. 

La autoría de este anuncio se debe atribuir a Hugo Boss, el fundador y dueño de esta pequeña fábrica de Metzingen. Es el mismo Hugo Boss quien ponía los cimientos de una firma de prestigio que hoy está asociada a la alta sociedad y al éxito empresarial.






         Pero es necesario retroceder 10 años para entender esta inserción publicitaria. Hugo Boss creó su taller de confección en 1923 (A los 38 años) Pero el negocio no es rentable y en 1931 está a punto de fallar. Boss no puede pagar a los 22 trabajadores y la fabricación de impermeables y de ropa de trabajo no tiene mucha salida. Pero los tiempos cambiaban en Alemania al empezar la década de los 30. El NSDAP, el Partido Nacional Socialista Alemán, consigue importantes cuotas de poder y Hugo Boss no duda en afiliarse. Lo hará el 1 de abril de 1931, con el número 508.889.







         Con el carné nazi en la mano, el sastre de Metzingen cambia la estrategia comercial, enfocándola hacia las Fuerzas Armadas y a las nuevas SA, SS y HJ: las Fuerzas de Asalto (Sturmabteling, o SA) habían nacido en los inicios de los años 20 para proteger a los oradores nazis en las concentraciones públicas. 

Eran conocidos como los “camisas pardas”. Hugo Boss empezó a fabricar camisas de este color. 

En marzo de 1923 aparecían las Fuerzas de Defensa (Schutzstaffel, o SS).  Fundadas el  4 de abril de 1925 al 8 de mayo de 1945 (en 1925 como guardia personal de Hitler)  estos eran  los “camisas negras”. Boss tomó buena nota.








        Y en 1926 sacaban la cabeza las Juventudes Hitlerianas (Hitlerjugend, o HJ). Se necesitaba ropa para vestir a todo este movimiento que en 1934 tenía tres millones y medio de miembros. El negocio era redondo y Hugo Boss no lo dejó escapar. Abandona la fabricación de ropa civil para teñir su producción de negro y de marrón. Y si hacemos caso de las cifras, las cosas le fueron inmejorablemente: en 1934 adquiere una empresa que se dedica a fabricar pañuelos, en 1939 compra una fábrica de telas y la empresa ya cuenta con 99 trabajadores y, en 1945, dispone de 128 empleados.


Si hacemos un repaso histórico, no solo Hugo Boss fue simpatizante del partido político, Coco Chanel por ejemplo, fue una apasionada colaboradora de Hitler en Francia, esto, datan los libros ya que tenia  un romance con Walter Schellenberg, un alto oficial de las SS. 




Ferdinand Porsche crea el Volkswagen Tipo 1 por encargo de Hitler, un automóvil sencillo y barato para los alemanes.