Lo más importante respecto a una incubación es la intención con la que la hacemos. Hemos de tener la total certeza que obtendremos la respuesta adecuada a lo que preguntamos, y que además la tomaremos en cuenta por ser la más acertada. Es como cuando vamos a un restaurante y pedimos la cena, ¿tenemos alguna duda de que vamos a ser servidos? Pues de la misma manera el universo nos sirve todo el "alimento" que necesitamos en forma de información simbólica.
Una incubación puede tener también respuesta en forma de señales en la vida diaria, una conversación casual que oímos sin querer, la letra de canción que se repite en nuestra mente una y otra vez, un cartel de la carretera, una escena de una película con la que nos sentimos especialmente unidos, la contestación de un hijo. Parece magia pero no lo es, es tan sólo energía en movimiento. Tener en la mente una pregunta es la mejor manera de provocar en el universo el despertar de una serie de acontecimientos que nos llevará a hallar la tan ansiada respuesta a nuestras preguntas. Es lo que Jung llamó sincronicidad. El quid de la cuestión es ¿cómo saber que es una contestación a mi pregunta y no imaginaciones mías? La respuesta está en la reacción emocional. Si cuando lees esa frase, un amigo/a te dice una opinión, oyes esa canción o miras la escena de una película te emocionas, algo se te mueve en el interior, es una respuesta para ti. Conectar con el sentimiento y la intuición es mucho más certero que la explicación de la mente racional. De hecho, estamos entrenados a ahogar la intuición por toneladas de discurso racional que impide el aprovechamiento de nuestra sabiduría interna y profunda que proviene del Ser.
Cuando hacemos una pregunta a nuestra alma para que la conteste a través del sueño, estamos llamando a la parte de nosotros que es capaz de acceder tanto a nuestro inconsciente más profundo, como al inconsciente colectivo de la humanidad. El plano material tiene limitaciones que otros planos no poseen. En consciente (exceptuando los entrenados en vivir en el SER y no en el ego) nuestras limitaciones no nos dejan ver la realidad, la verdad de personas y situaciones, pues las vemos a través de los filtros o patrones de conducta del ego. Afortunadamente cada noche el SER tiene la oportunidad de darnos información y asesoramiento en el viaje que el alma emprendió un día hacia él. JJ Benítez escribió una vez que "Los sueños son la ventana que Dios, conmovido, olvidó cerrar", y gracias a eso, el Ser pacientemente espera a que una día descubramos el inmenso tesoro de que disponemos. Repite una y otra vez su mensaje y nunca se cansa de intentarlo, aún cuando los humanos una y otra vez ignoramos sus enseñanzas. Eso si que es amor incondicional!
Si yo quiero saber si una determinada persona que ha aparecido en mi vida es buena para mi, sólo tengo que visualizarla antes de dormir y hacer una pregunta reiterada, en positivo e insistentemente hasta quedar dormida. En ese momento, nuestra mente inconsciente entra en acción y accede sin trabas a la información que yo necesito para tomar mis decisiones. En ese nivel, puedo sintonizar directamente con esa persona y resolver en otros planos de conciencia lo que en el físico no puedo acceder de momento. El sueño nos hablará de su patrón de conducta que resuena con el nuestro y, consecuentemente, podremos decidir si lo deseamos perpetuar en nuestra vida o no. No olvidemos que tanto en los sueños como en la vida real, las personas que tenemos alrededor son proyecciones nuestras, partes de nosotros con los que interactuamos y pueden reflejar tendencias destructivas o constructivas . Nuestro trabajo en la interpretación es analizar las tendencias de esos patrones y decidir si los queremos alimentar o no.
En el caso del trabajo, una cosa es la creencia del ego en sus limitaciones y otra la misión que cada alma ha venido a realizar. Conectados con el ego tendemos a desvalorizarnos y en consecuencia elegimos de forma inconsciente vivir situaciones que en realidad no deseamos, y en consecuencia trabajos que no nos producen satisfacción. Conectados al Ser, éste tiende a enfrentarnos con dificultades, a que superemos nuestros propios límites, y en consecuencia a crear una realidad de gozo y alegría.
Lo más efectivo es visualizarnos por la noche trabajando en algo que nos motiva, nos encanta, nos sentimos útiles y llenos de luz, al tiempo que haces la pregunta de ¿cuál sería ese trabajo ideal que me haría sentir así de bien? O ¿cuál es la misión que mi alma ha venido a desarrollar en esta vida? No hace falta visualizar algo muy en concreto, sino recrear el sentimiento que queremos experimentar en esa labor. Es muy posible que las primeras contestaciones a una incubación de este tipo, el sueño nos enfrente con una grabación de limitación que esté activa en nuestra mente y que se opone al objetivo del alma. Por ejemplo, alguien que tras incubar su misión sueña que su jefe actual le está atacando y le despide, algo que haría en su vida de vigilia. Lo que cree la soñante es que los jefes son agresivos, y ellos no son otra cosa que la representación de su propio jefe interno que lo es. Ella a si misma se trata a patadas y como consecuencia atrae a su vida un jefe que actúa con ella igual. El asunto es mucho más profundo que eso, porque tanto la soñante como su jefe en la vida de vigilia están proyectando entre si un patrón de agresor-víctima. Como lo que vivenciamos en la vida material es la representación de lo que hay dentro de nuestra mente, si nos creemos víctimas atraeremos agresores, y en el tema que nos ocupa, seguiremos atrayendo trabajos con los que nos sentimos mal. El sueño nos daría la pista de que lo primero es cambiar en la mente la idea de que el trabajo es un suplicio, por el de que el trabajo es algo que me llena de alegría y energía. Si logramos reprogramar correctamente la nueva creencia, la siguiente vez que incubemos la misma cuestión, el sueño se aproximará mucho más al objetivo, y nuevos personajes más sabios nos guiarán hacia un futuro laboral más acorde con nuestros objetivos.
Los sueños se pueden clasificar en:
Sueños fronterizos: son aquellos que se tienen en los momentos antes de perder la conciencia y dormirnos, normalmente están relacionados con las actividades que se hacen durante el día.
Sueños de reajuste: se producen a causa de agentes físicos externos, como golpes, roces o incluso calor excesivo. Por ejemplo, muchas veces se sueña que corremos pero que no se puede avanzar y cuando nos despertamos vemos que tenemos las piernas enredadas en las sábanas.
Sueños de satisfacción: son los sueños en que se ven realizados los deseos que tenemos en la vida real, nos dan lo que la vida en la realidad nos niega. Un ejemplo es el de la persona que sueña con comida cuando acaba de ponerse a dieta.
Sueños de satisfacción intelectual: estos sueños los tienen aquellas personas que están tan absortas en su trabajo que, aunque duerman, su subconsciente sigue trabajando y son altamente creativos puesto que durante ese tiempo surgen ideas que después pueden aplicar a su trabajo.
Sueños premonitorios: son mensajes que no afectan al pasado sino que pueden prevenirnos de algún peligro o nos ayudan para alcanzar el éxito en alguna empresa.
Sueños lúcidos: son aquellos en los que nos damos cuenta de que estamos soñando y podemos cambiar el curso de los acontecimientos a nuestro antojo.
Pesadillas: son el último recurso que utiliza nuestro inconsciente para mostrarnos algo no reconocido en nosotros mismos pero que necesitamos comprender.
La primera dificultad con que muchos se encuentran es que no recuerdan lo que han soñado cuando despiertan, sólo recuerdan fragmentos o si recuerdan el sueño se olvidan al poco tiempo de él. Por tanto tendremos que prepararnos para luego poder recordar nuestros sueños.
También puedes utilizar lo que se llama “incubación de sueños” cuando necesites resolver algo que te preocupe. Para ello procederás del siguiente modo:
Elige una noche en la que no estés demasiado cansado. Antes de acostarte es conveniente que ordenes los sentimientos y emociones que has vivido a lo largo del día. Para ello es recomendable que registres tus experiencias en un cuaderno.
Piensa en la situación que te preocupa y analízala concienzudamente y sin prisas (causas del problema, posibles soluciones…).
Resume en una sola frase lo que te preocupa, expresando tu deseo de solucionar la situación. Por ejemplo: “Ayúdame a entender por qué mi jefe nunca me tiene en cuenta”.
Utiliza el vaso de agua diciéndote “Esto es todo lo que tengo que hacer para que mis sueños me ayuden a entender por qué mi jefe nunca me tiene en cuenta”. Cuando te entre el sueño olvídate de todo lo anterior, simplemente céntrate en dormir apaciblemente.
Trata de recordar el sueño tan pronto como te despiertes. Quizá te proporcione alguna pista para encarar tu problema.
¡Feliz incubación!
Beatriz F. del Castillo
Autora de "La clave está en tus sueños", Ed. Edaf. 2006
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