Ayer 1° de Septiembre de 2013, se conmemoro el 74 aniversario de la invasión
alemana a Polonia el 1 de septiembre de 1939.
Con motivo de este aniversario, World View
Foundations transmitio la transmisión de radio original de 1939
exactamente como fue escuchada en los Estados Unidos desde el Reichstag durante
el discurso de Adolf Hitler al mundo anunciando la respuesta de Alemania a las
atrocidades polacas y a la cuestión de Danzig.
Usted escuchará el discurso de Adolf Hitler al mundo
traducido con comentarios tal como fue escuchado por los estadounidenses en sus
hogares en septiembre de 1939.
ESCUCHAR TRANSMISION:
Para los que no entienden inglés, aquí dejo una
transcripción del discurso. (Sin los comentarios de la radio transmisión Norte
Americana)
Discurso de Hitler en el
Reichstag (01-9-1939)
Con un discurso ante el Reichstag, al que sólo faltaron los 100 miembros
que están en el frente, Adolf Hitler informó sobre el inicio de la
guerra contra Polonia. Mencionó los 16 puntos propuestos a Polonia por
intermedio de Gran Bretaña, para evitar la guerra, pero que no fueron
respondidos porque el Embajador de Polonia que dijo no tener autoridad ni para
para negociarlos ni para aceptarlos.
“Desde hace años
estamos sufriendo bajo la presión de un problema que nos planteó el Dictado de
Versalles, y que con su degeneración y sus consecuencias, ha llegado a sernos
insoportable. Danzig ha sido y es una ciudad alemana. El Corredor
ha sido y es alemán. Danzig fue separada de nosotros. Los polacos
se anexionaron el Corredor. Como en todas las regiones alemanas
del Este, los habitantes del Corredor han sido maltratados de manera
intolerable. En 1919 y 1920, más de un millón de hombres con sangre
alemana tuvieron que abandonar su patria. Como siempre, intenté obtener
una modificación de este intolerable estado de cosas por medio de proposiciones
de revisión pacífica. Es una mentira, cuando en el extranjero se declara
que nosotros nos servimos sólo de presiones para obtener nuestras
reivindicaciones. En los quince años que precedieron al advenimiento del
NacionalSocialismo al Poder, se habría tenido ocasión de provocar revisiones
por procedimientos de libre conciliación. Pero, no se hizo nada.
Por consiguiente, yo mismo, y no una vez sino muchas veces,
hice proposiciones encaminadas al restablecimiento de una situación que había
ido volviéndose insoportable. Como ustedes saben, se rechazaron todas
nuestras proposiciones: las encaminadas a una limitación de los armamentos, y
si hubiese sido necesario a una suspensión de los mismos; las proposiciones
relativas a las acciones bélicas, dejando de lado ciertos procedimientos de la
guerra moderna.
Ustedes ya conocen mis proposiciones, en las
que exponía la necesidad de restablecer la soberanía del Reich sobre los
territorios alemanes. Ya conocen ustedes también mis continuos esfuerzos,
encaminados a encontrar una solución pacífica al problema austriaco y, más
tarde, al problema de los Sudetes y de Bohemia y Moravia. Todo fue
inútil. Es imposible pedir la revisión pacífica de una situación
intolerable y rechazar al mismo tiempo las revisiones pacificas. Es
igualmente imposible decir que el que en una situación como esta, toma una
iniciativa de las revisiones, comete una infracción de la ley, porque para
nosotros, los alemanes, el Dictado de Versalles no es una ley.
Con el revólver en la mano y amenazándonos con la muerte
por el hambre, se nos obligó a firmar. Y después se proclamó como ley
solemne este documento con esa firma obtenida bajo la coacción.
Por lo que se refiere a Danzig y al Corredor, intenté
también resolver todos los problemas con proposiciones pacificas y con una
discusión directa de los problemas. Comprendo que a los Estados
occidentales no les preocupará la fecha de la solución de este
problema. Pero esta fecha no nos es indiferente a nosotros, y ante todo,
no le era indiferente a la masa de víctimas que estaban sometidas al
sufrimiento.
Por todo eso, estoy dispuesto a:
·
Primero, a usar toda mi voluntad
para resolver la cuestión de Danzig.
·
Segundo, a poner toda mi voluntad
para resolver la cuestión del Corredor.
·
Tercero, estoy decidido a que se
modifiquen las relaciones germano-polacas de manera que ambos pueblos vivan en
una relación pacífica.
Estoy resuelto a continuar esta lucha hasta el fin, hasta
que el Gobierno polaco actual u otro Gobierno polaco esté dispuesto a
establecer estas condiciones.
No habrá en Alemania ninguna privación que yo no sufra
personalmente. Seré el primer soldado del Reich alemán. Me he
puesto el uniforme que me ha sido siempre más querido y sagrado, y no me lo
quitaré hasta después de la victoria, a no ser que no pueda ver el fin de la
lucha.
Si me ocurre algo, el Mariscal Goering será mi sucesor; si
le ocurre algo a Goering, le sucederá el señor Hess. Si la sucede algo a
Hess, he nombrado un Senado que será el más digno sucesor. Mi vida no es
más que una vida para la resurrección alemana.
Existe una palabra que nunca he conocido y es
capitulación. Que nadie piense que en Alemania, alguna vez volverá a repetirse
un 9 de noviembre de 1918. Todos los alemanes de hoy deben ser un
abanderado. También espero que las mujeres alemanas se pongan en esta
lucha con una disciplina de hierro. Estamos decididos a no
capitular. Si nuestra voluntad es fuerte, tal cosa nunca volverá a
repetirse, no pereceremos nunca.
Las Potencias occidentales no tienen por qué inmiscuirse en
este litigio entre Alemania y Polonia, pero en todos los casos, ellas no podrán
impedir que se cumplan los destinos de Alemania. Yo no le he pedido nunca
nada a Inglaterra ni a Francia, e incluso varias veces me he manifestado
dispuesto a ratificar la estabilidad de la frontera con Francia. A
Inglaterra le hemos ofrecido nuestra amistad y nuestra colaboración. Pero
todo fue inútil.
Debo manifestar en este punto, el agradecimiento de
Alemania a diferentes países europeos, pero especialmente a Italia, a la que
agradecemos la ayuda, magnífica que nos ha dado.
Comprenderán ustedes que en la ejecución de nuestra misión
en Polonia no llamaremos en nuestra ayuda a ningún país extranjero.
Solucionaremos el problema nosotros solos.
Ratifico el respecto a los diferentes Estados, la garantía
de neutralidad, con tal de que los Estados en cuestión, hagan lo posible por
mantenerse neutrales.
En lo que se refiere al pacto germano-soviético, se trata
de un acuerdo definitivo, porque de la misma manera que Alemania no quiere
exportar la ideología que le es propia, Rusia está dispuesta a obrar en
consecuencia. Los dos pueblos cooperarán juntos, ya en materia política,
ya en materia económica. Todas las tentativas que se hagan para separar a
Rusia y Alemania están condenadas al fracaso de antemano.
Estoy resuelto a solucionar de una vez para siempre la
cuestión de Danzig y del Corredor, y obtener una solución que permita una vida
común pacífica, entre Alemania y Polonia.
Declaro, que si Polonia se abstiene de cometer actos
inhumanos, las fuerzas del Reich no atacarán mas que los objetivos militares,
pero si Polonia intenta recurrir a tales métodos, tendrá una respuesta que la
dejará sin aliento.
A las seis menos cuarto de esta mañana, las tropas alemanas
empezaron a contestar al fuego polaco. Una bomba lanzada por los polacos
será contestada con otra bomba.
Por otra parte, estamos dispuestos a combatir contra quien
sea, hasta el día en que sean reconocidos los derechos de Alemania.
Después de la histórica expansión de las fuerzas armadas creadas por mi mismo,
y por las que hemos gastado 80.000 millones de marcos, expreso la convicción
absoluta de que alcanzaremos la victoria.
Mi vida pertenece al pueblo alemán, y si perezco, ya he
designado a mis sucesores. A ellos tendréis que obedecerlos con la misma
fidelidad ciega con que me obedecéis ahora a mí. Como NacionalSocialista
y como soldado alemán, entro en la lucha con un corazón ferviente. Mi
vida entera no es más que una constante lucha por mi pueblo, por su
resurrección, por Alemania. Cada día de mi vida he creído en mi
pueblo. Si alguien piensa que vamos a atravesar tiempos difíciles, que se
acuerde de un rey de Prusia, que con un Estado ridículamente pequeño, triunfó
ante una coalición mucho mayor, porque tenía aquella fe inquebrantable que
también necesitamos nosotros ahora, y puedo afirmar al mundo entero, que no
habrá ninguna nueva capitulación.
No es necesario que vivamos nosotros; solo es preciso que
viva nuestro pueblo, que viva Alemania. El sacrificio que se nos pide no
es mayor que el sacrificio que hicieron muchas generaciones antes que
nosotros. Si permanecemos unidos, estrechamente unidos, decididos a todo,
dispuestos a no capitular jamás, nuestra voluntad superará todos los
obstáculos.
Alemanes: es preciso disciplina y obediencia ciega, para
llegar al triunfo.
¡Viva Alemania!”
–Adolf Hitler, 1 de septiembre
de 1939, anunciando el comienzo de la invasión a Polonia.
Ver tambien:
No hay comentarios:
Publicar un comentario