PRODUCTIVIDAD E INNOVACIONES
Cuando el NSDAP llegó al poder en 1933, la economía de Alemania estaba sumergida en un desastre económico originado por el Tratado de Versalles y aún sufría los efectos de la Gran Depresión iniciada en EEUU en 1929 y que también había perjudicado severamente el comercio exterior alemán con seis millones de desempleados y dos millones de subempleados.
Al
Nacionalsocialismo le bastaron dos años para impulsar un desarrollo desbordante
de prosperidad. Y a los cuatro años el país era ya una potencia entre las
potencias.
Adolf
Hitler estuvo a cargo de una de las mayores y mejores expansiones de la
producción industrial, de infraestructura y la mejora civil como nunca antes se
había visto, levantando enormemente la economía alemana.
Entre 1934 y 1937, la Alemania de Hitler
gozó de excelentes estándares de vida para la clase obrera y media. La tasa de
desempleo se redujo sustancialmente, y para 1938 el desempleo desapareció por
completo. Esto debido en su mayor parte a través de la construcción de obras
civiles (Organización Todt). Desde el punto de vista económico, los resultados
fueron notables: de 1933 a 1938, los ingresos aumentaron de 6.600 a 25.000
millones de Reichsmarks.
Se iniciaron importantes trabajos de
comunicación vial (carreteras o Autobahn); en siete años de su gobierno se construyó
una red de autopistas nacionales de 12.000
kilómetros que aún hoy en día se utiliza, además de represas, ferrocarriles y
edificios majestuosos.
Entre 1933 y 1938 se construyeron en
Alemania 677.870 edificios que
contienen 1.458.124 viviendas
populares.
PRORA, EL SUEÑO DE VERANO DE HITLER QUE SE HIZO REALIDAD.
Vista aérea actual de los edificios de apartamentos de Prora,
construidos en la época nacionalsocialista.
El régimen de Hitler impulsó una enorme
intervención del Estado en la economía ya sea creando empresas estatales de
servicios como fijando controles de precios y reglamentando toda actividad de
las empresas privadas, de tal manera que los empresarios alemanes debieron
seguir las directivas gubernamentales.
En
el extranjero, muchos economistas se habían burlado de este
"experimento" y habían esperado un catastrófico derrumbe. Como éste
no ocurría, después de ocho años, el Radcliffe Collage de Cambridge Massachussets,
becó a Maxine Y. Sweezy para que viajara a Alemania a hacer una investigación.
Maxine
dijo que era necesario hacer un estudio de esa estructura económica porque,
contra lo que se esperaba, ni una inflación, ni la falta de recursos económicos
ni una revolución interna habían aparecido.
Y
ya en el campo de los hechos, Maxine fue encontrando muchas novedades:
Reducido
el costo del Gobierno, puesto que Hitler y los demás funcionarios no cobraban
sueldo, los fondos se dedicaban a emprender grandes obras públicas para dar
trabajo a los desempleados.
La
agricultura, siendo la base de la economía, recibió apoyo decisivo con diversas
medidas y pudo incrementar la producción de víveres para no depender de
importaciones extranjeras.
Era
obligatorio que la industria rebajara los precios de sus productos cuando se
lograba disminuir el costo de tales o cuales materias primas (insumos).
Los
líderes que se enriquecían con cuotas sindicales fueron reemplazados por
"Tribunales de Honor", que exigían cumplir sus deberes a obreros y
patrones. El patriotismo se movilizó como un nexo de la solidaridad.
Ese
mismo nexo fue cultivado para acercar a la clase alta, la media y la baja, a
fin de que la unidad de clases diera más fuerza funcional a la nación.
Solidaridad de clases no lucha entre ellas.
-Trabajadores
y empleados que llegaban a la edad de retiro, pero en buenas condiciones
físicas, seguían trabajando. Para casos de reducción de rendimiento se crearon
talleres especiales.
-Plan
de construcción de casas: el costo máximo era de 7,000 marcos, de los cuales
podían obtenerse 2,000 como préstamo gubernamental, con una tasa de interés del
3% anual.
-Exención
de impuestos a empresas que desarrollaran procesos técnicos de importancia
nacional. Esto alentaba la inventiva.
-Se
impulsó la industria química para producir sucedáneos de productos escasos. Así
surgió la margarina.
-Del carbón de piedra se empezó a producir gasolina
sintética. Con piel de pescado se hacían zapatos.
-Los autobuses fueron
adaptados para usar gas en vez de gasolina. Se aprovechó el vidrio para hacer
tuberías.
-El papel y el aceite de desecho fueron reciclados.
-Los forrajes de
verano pudieron usarse en invierno mediante depósitos fermentadores. Del
aserrín se obtuvo harina para forraje. De las papas se extrajeron azúcares,
etc. Surgió una gran variedad de compuestos químicos (erzaf).
La
economía se ajustó para evitar devaluaciones, pues se negó que éstas tuvieran
algo de positivo, aunque el sistema liberal les atribuye ciertas virtudes.
-Nació
el Volkswagen (literalmente en alemán, "automóvil del pueblo"). Fue
idea de Hitler la creación de un coche accesible para servir como medio de
transporte en tareas diarias al trabajador y brindarle placer en sus tiempos de
ocio, proyecto que fue encargado a Ferdinand Porsche.
En cinco años se duplicó
el número de automóviles. En Fallersleben se construyó no sólo la fábrica de
automóviles más grande del mundo, sino la fábrica más grande del mundo de
cualquier cosa.
Muchas
libertades propias del liberalismo económico "dejad hacer, dejad
pasar", fueron restringidas cuando se trataba de beneficiar a las
mayorías. Un sentido de solidaridad lograba que esto fuera aceptado, según el
socialismo nacional.[3]
El
gobierno de Hitler promovió un estado del bienestar cimentado sobre la creación
de una seguridad social gratuita que actualmente se sigue usando, controlando
el precio de la vivienda para que fuera asequible a todos los ciudadanos y
gratuitas para los obreros (las hipotecas suponían aproximadamente un 7% del
salario de un alemán medio).
Entregó
a los campesinos tierras en propiedad que anteriormente pertenecían al
Estado.
Además:
-Se
impulsó el empleo de pequeñas empresas, mediante el préstamo crediticio sin
interés, el cual al ser pagado al gobierno en moneda nacional, se destruía
inmediatamente evitando así la inflación.
-Se
creó una ley "para la disminución del paro forzoso", y se procuró
empleo para los 6 millones de personas que estaban registradas en las oficinas
del trabajo.
-Se
otorgaron préstamos prematrimoniales a bajo interés, y existía una importante
reducción de impuestos para los matrimonios y familias con muchos hijos.
-Cuando
una pareja alemana se casaba, tenía derecho a una casa y se le daban diez años
de plazo para pagarla, y por cada hijo que tenían quedaba pagada una cuarta
parte del inmueble.
-Se
acordó impulsar la construcción de viviendas baratas en forma de casas para una
o para más familias, y que estas casas debían tener una parcela de jardín o de
tierra tan grande como fuese posible.
-Se
puso especial empeño en que el precio del alquiler permaneciera módico, y que
en general no debía pasar de 1/5 de los ingresos de las personas para las
cuales están destinadas las viviendas.
Los
grandes laboratorios de Peenemunde, inventaron el motor capaz de lanzar cohetes
estratosféricos y se resolvieron los problemas a fin de colocar satélites en el
espacio exterior, que ahora son básicos en la comunicación telefónica mundial.
El
físico Pabst von Chaim, en un laboratorio de Rostock, estaba terminando de
inventar un motor a reacción que luego fue perfeccionado por el profesor
Messerschmitt. Este motor, conocido ahora como "jet", vino a
transformar a la aeronáutica en todo el mundo.
-Al
mismo tiempo, en los laboratorios Heinkel, la computación daba sus primeros
pasos. Ahí nació para hacer rápidamente los complicados cálculos sobre el mejor
rendimiento de las convaduras en las alas de los aviones.
POLÍTICA AGRARIA
Logo del
Ministerio de Agricultura del Tercer Reich,
con la leyenda Blut und Boden.
El nacionalsocialismo, lejos de intentar
proletarizar a la sociedad, impulsó la formación de nuevos grupos selectos.
Puesto que consideraba a la agricultura como base de la economía, en el campo,
constityó una clase privilegiada de labradores cuyas haciendas formaron bienes
de familia inalienables, indivisibles y transmisibles por derecho de mayorazgo.
El nacionalsocialismo adopta una
posición decididamente proteccionista respecto de la agricultura y en cuanto a
la distribución de la propiedad rústica sigue el criterio de combatir la
rentabilidad, asegura la tenencia familiar y reunir la condición de propietario
y trabajador. Los casos de expropiación y hasta sin indemnización, están
claramente consignados en el programa de los 25 puntos. Pero, posteriormente a
éste, el partido hizo una declaración extensa sobre la cuestión agraria alemana
(marzo de 1930) y sobre los trabajadores del campo, que, sintéticamente, se
exponen a continuación.
El pueblo alemán cubre una gran parte de
sus necesidades alimenticias con la importación de subsistencias; esta
importación la pagaba con el producto de su comercio exterior, con la
exportación industrial o con los capitales alemanes colocados en el Extranjero.
Pero actualmente Alemania paga esa importación de subsistencias con el dinero
que toma a préstamo en el exterior, principalmente. Si falta el crédito, se
interrumpe el aprovisionamiento y entonces el proletario alemán,
principalmente, tiene que trabajar a bajo precio o emigrar. La liberación esta
en que la tierra alemana produzca lo necesario. Hay que aumentar el rendimiento
de la agricultura nacional. Fuente de renovación juvenil es la población
campesina. Sus peligros son también amenaza para el Estado alemán.
Pero el mayor rendimiento agrícola tiene
como obstáculo la falta de maquinaria, dado el endeudamiento del labrador y la
falta de cultivos remuneradores. Por otra parte, la presión tributaria es
agobiadora; la concurrencia extranjera poco evitada; las ganancias del gran
comercio intermediario, excesivas y en manos de los judíos; los precios por
abonos y fluido eléctrico, en manos de consorcios judíos, usurarios... El
labrador no hace más que contraer deudas.
Se procuraba que cada terrateniente
administrara la explotación en beneficio del aprovisionamiento de todo el
pueblo, y sólo los compatriotas alemanes debían poseer la tierra.
La posesión jurídica del suelo debe ser
hereditaria, para bien general. Se creaban tribunales en la clase agraria para
que ello se cumpla, constituyéndose con labradores y representaciones del
Estado.
Supresión de la especulación de tierras
y de rentas para el poseedor inactivo; el Estado tiene derecho de opción en
toda venta de tierras; prohibición de constituir hipotecas a favor de
prestamistas privados; autorización para el crédito a sociedades agrícolas y
del Estado; impuesto sobre el producto conveniente, con exclusión de los demás;
coexistencia de diversas magnitudes de propiedad agrícola que cumplen su
función; derecho de Anerbe (institución vinculadora del derecho alemán sobre
tierras, para evitación de la pulverización de la propiedad agrícola y
endeudamiento de la misma); derecho de expropiación, con indemnización adecuada
de las tierras no poseídas por compatriotas, mal cultivadas o grandes
propiedades no cultivadas por sus propietarios y destinadas a colonización
interior, por causa de utilidad pública.
La colonización interior se
administrará por el sistema hereditario, examinando las condiciones de los
labradores, teniéndose en cuenta a los hijos del labrador establecido no
herederos.
La mejora de los campesinos se
conseguirá mediante la desgravación tributaria, evitación de deudas, rebaja del
interés de los préstamos estímulos a la remuneración del cultivo,
proteccionismo aduanero, eliminación de la especulación bursátil de los
productos agrícolas y de la explotación de los agricultores por el comercio al
por mayor de sus productos y su substitución por asociaciones agrícolas
fomentadas por el Estado; suministro de maquinaria, abonos, semillas y ganado a
precios ventajosos, mejoramientos; extinción de plagas, informaciones e
investigaciones agronómicas del suelo, gratuitamente.
Los trabajadores del campo serán
admitidos, mediante contratos de trabajos justos, en las asociaciones de
campesinos; el Estado será el inspector y juez supremo. Los trabajadores que
descuellen serán preferidos para establecerlos como colonos y la mejora de la
habitación y del salario para los trabajadores ha de constituir una rápida
realización. Fomento de la enseñanza agrícola y de la cultura campesina.
Hitler termina su declaración diciendo
que es un desatino creer que se puede excluir ninguna clase profesional de la
comunidad popular y que es un crimen lanzar a los campesinos contra las
ciudades, pues las dos partes, para florecer, han de ser conjuntamente.
Después de lo consignado en el programa
y en las declaraciones posteriores de Hitler sobre la cuestión agraria alemana,
y luego de haber expuesto el comentario explicativo de la posición del partido
respecto de la cuestión referida, conviene tener en cuenta algunas opiniones
recomendables de la literatura nacionalsocialista, aunque sólo sea para
orientar al lector en sucesivos estudios.
Hildebrandt expone en una monografía sobre el
nacionalsocialismo y los trabajadores del campo[4] la vida del campesino alemán
con tétricos colores. Pobreza, ignorancia, desamparo por todas partes en el
hogar campesino.
«En la casa del trabajador el joven bebe desde pequeño el
veneno del odio, cuando ve al padre sentarse a la mesa lleno de preocupaciones
y a la madre vagar por la casa con ojos llorosos»[5]
Tal estado de cosas, en el campo alemán,
no mejoró con la revolución, y, a pesar de las huelgas alentadas por los
social-demócratas, ninguna utilidad para la masa de trabajadores se ha
obtenido. Claro que los marxistas se han aprovechado de tal situación, pero sin
mejorarla, porque la democracia liberal judaico-capitalista del mes de
noviembre ningún interés tiene en la formación de una clase campesina fuerte y
sana.
Después de una descripción detallada de
la vida del trabajador del campo, vivida por el mismo autor que de él procede,
afirma: «Nuestros padres fueron social-demócratas y nuestros hermanos todavía
en parte lo son. En estas luchas, nos encontramos con Adolfo Hitler; él nos
enseñó a amar la patria alemana con el alma popular, cosa que no fue para
nosotros difícil de comprender, porque nos acordábamos de nuestra juventud;
escuchábamos aún el rumor de los bosques y nos acordábamos de los juegos
felices en medio de libre naturaleza patria; cuando ya fuimos hombres y la vida
de guerra quedó atrás, buscamos el socialismo para poder tener una parte en esa
patria, en esa tierra natal.
Después de habernos hecho hombres en las
trincheras, no quisimos ya arrastrar el dogal de la esclavitud ni tolerar que
nuestra sangre fuese absorbida por una fauna liberal burguesa.
Buscamos al socialismo alemán y otra vez
tropezamos con Adolfo Hitler; él nos hizo ver claramente que no es socialismo
lo que el marxismo propaga desde hace ya muchos años, especialmente el ver un
robo en la propiedad, y nos enseñó otro camino. Los alemanes debíamos
prepararnos para rechazar lejos de nosotros a los bebedores de sangre; que
anualmente sacaban millones y millones de las heridas del pueblo.
El verdadero
socialismo alemán conduce a esto: a posibilitar la mejora de posición a todo
ciudadano y compatriota alemán bajo el gobierno alemán del Estado, socialismo
que se garantiza mediante la unión de los compatriotas de todas las clases
sociales, impedida por el aborto liberal burgués y por el marxismo».[6]
La
predisposición de ánimo del nacionalsocialismo se refleja en la monografía de
J. Dorner, que no siendo programática expresa bien el punto de vista del
partido en variadas propagandas[7]
POLÍTICA INDUSTRIAL
La concepción industrial del
nacionalsocialismo, la expresa Hitler en estas palabras: «Lo que nosotros en
torno nuestro contemplamos como inventos materiales, todo es resultado de la
fuerza creadora y de la capacidad de cada persona... Todos estos inventos
sirven, en su más profunda significación para un desenvolvimiento humano
altamente realizado».[8]
La técnica en su manifestación actual,
se muestra en la industria, principalmente y está enlazada con el rentabilismo
capitalista y subordinada a él, y ésta, a su vez, manejado por el espíritu
judaico-materialista.[9]
La técnica lo influye todo, hasta los
dominios del arte, la misma música no se substrae a aquélla, y viene a ser el
supuesto del progreso en casi todos los órdenes. La evolución de la economía
nacional alemana, que de agraria se ha convertido en industrial, a la técnica
es debida. El imperio británico, desparramado por el globo, no sería posible
sin la técnica que consolida su cohesión. Pero todo ese colosal desarrollo de
la técnica no tiene otro fin que el de proveer a la necesidad cotidiana de la
alimentación a cubrir nuestras necesidades materiales.
Pero la banca y la bolsa judía dominan
la industria, que, con la inflación, se vio obligada a humillarse, so pena de
desaparecer. Aprisionada así, la industria no puede cumplir la finalidad que
naturalmente le está asignada, o sea: la productividad más abundante y completa
de bienes, regida por la idea de proporcionar a todos los hombres la mayor
participación posible en tales bienes y emanciparles en lo posible de los
esfuerzos corporales, fomentando, al mismo tiempo, el desenvolvimiento de la
cultura. Pero tiranizada la industria, lo que se procura es que dé la mayor
cantidad posible de dinero; no que realice un servicio, sino un gran beneficio
[10]; procurar la mayor rentabilidad en beneficio de un pequeño y anónimo
círculo de propietarios.
La
posición del nacionalsocialismo está simbolizada en su afirmación fundamental:
emancipación de la servidumbre del interés.
POLÍTICA COMERCIAL
El punto de vista que sobre este tema
defienden los nacional-socialistas recuerda una ya vieja interpretación de los
economistas científicos, puramente científicos, sobre qué es lo económico. Unos
economistas entendían que sólo puede considerarse "económico" lo que
tiene el carácter de economicidad y que esta consiste en obtener el mayor
producto con el menor esfuerzo. Así presentado el llamado "principio de
economicidad", parece algo muy conveniente, deseable y hasta justo; pero
si se reflexiona sobre los elementos que se reúnen en el trabajo social y en
las consecuencias de la aplicación de tal principio, pronto se ve que la
resultante posible y casi inevitable es la explotación del trabajo de suerte
inhumana y el estrago social.
Porque, vamos a ver: ¿Es admisible esa
racionalización del trabajo que absorbe intensivamente hasta la menor energía
humana? El fordismo ha procurado tal cosa en algunas de sus medidas y por eso
ha tropezado con la resistencia de los trabajadores. Se perseguía la
conveniencia económica de la empresa, pero se dañaba ese elemento de la
producción inseparable del hombre: el trabajo corporal de todas clases.
Otro ejemplo: El gran comercio puede dar más baratas
las mercancías que el pequeño comercio porque tiene el auxilio de la maquinaria
y del gran capital; el comprador, al adquirir más barato, realiza un menor
esfuerzo económico y por lo tanto, conforme al principio de la economicidad,
tal comercio sería más deseable, preferible a todo otro que no reúna tales
condiciones. Sin embargo, el pequeño comercio representa una masa de población,
una base familiar, por regla general, que constituye la solidez social básica;
no significa una acumulación financiera pero sí algo que vale mucho más, como
es una masa de población nacional sustentáculo del Estado.
Por
consiguiente toda política económica orientada en el sentido de proteger a la
gran empresa y relegar a la pequeña, queriendo ser económica acabaría por
socavar la economía nacional. Y cosa parecida puede decirse de la política
comercial exterior que, queriendo obtener más baratos los artículos de
importación, abriese las puertas aduaneras a poderosos concurrentes que
aniquilarían a los productores nacionales que no pueden competir con el
extranjero.
En síntesis: los economistas científicos, que se les
da una higa de la política de los partidos, no aceptan esa concepción económica
que, en fin de cuentas, es sólo un incentivo para la máquina y para la
plutocracia. Una renuncia a la ganancia de una operación económica entre
particulares puede redundar en beneficio de toda la economía social. Y aunque
suene a paradoja, un buen negocio económico puede resultar muy mal negocio
social.
Los nacionalsocialistas
razonan así: los
grandes bazares están explotados por los judíos y el empleo del bluff es su
método, junto a todo lo que significa captación y no siempre conveniencia a las
verdaderas necesidades.
La
multitud anónima penetra en los bazares y el lujo en edificación e instalación,
la variedad de cosas que solicitan al comprador, le decide a gastar en cosas de
mala calidad, siendo las mejores en esos bazares más caras que en los comercios
de verdaderos especialistas. Todo ello significa la ruina de la clase media
comercial. El bazar ofrece lo barato
malo y lo bueno más caro. Son verdaderos espejuelos para la caza de alondras
parroquianas. Crean necesidades artificiales.
He
aquí algunos ejemplos de lo observado en los bazares.
Venta de artículos
averiados: quesos
podridos (Munich), tocino rancio (Brunswick), embutidos en malas condiciones
(Berlín)... Todo esto cuidadosamente anotado por Gerber Rosten.[11]
En 1932, el comercio de los bazares se
cifró en Alemania en 2.500 millones de marcos. Aunque esto representa la décima
quinta parte del volumen del comercio al detalle, como el volumen de 50.000
medianos comercios que tengan de tres a cuatro empleados, trabajando, además,
su propietario. Estos 50.000 comercios, con sus correspondientes 150.000 a 200.000 empleados, resultan eliminados por los bazares. En este
círculo hay que incluir, además, de 200.000
a 250.000 individuos más que se
quedan sin pan. Y las enormes ganancias de los propietarios de los bazares son
atesoradas y sirven para otros fines distintos de la productividad industrial.
Y por lo que al personal se refiere
mientras los empleados son mal retribuidos, los directores —como ocurre en el
consorcio Karstadt— reciben una paga fija de 120.000 marcos y el 30 por 100 del
beneficio neto, más otras ventajas. Esta participación, con las demás ventajas,
se cifraron en el año 1929 en 6,5 millones de marcos. Añádase a eso que los
directores son también accionistas y sacan sus buenos dividendos. El negocio no
puede ser más redondo.
No
precisa insistir más sobre el tema para formarse una idea de los fundamentos en
que se apoya el nacionalsocialismo para combatir los bazares.
LA ESTATIFICACIÓN
El programa del partido consigna la
estatificación de las explotaciones gigantescas. Hay que fijarse en que el
programa admite la conservación en propiedad privada de las explotaciones
pequeñas, medianas y grandes, en todos los dominios de la vida económica, pero
excluye las explotaciones gigantes (Riesenbetriebe). Pero que no es
precisamente la magnitud, la concentración, lo que dicta este pensamiento, sino
también otras condiciones y circunstancias.
Toda orientación marxista queda
excluida. Se reconoce que hay industrias que no pueden ser llevadas en pequeña
explotación (los altos hornos, por ejemplo), pero otras sí. Son más
convenientes 100.000 zapateros, que pueden muy bien explotar tal industria, que
no cinco fábricas gigantescas de zapatería.
Los conciertos, sindicatos y trusts
deben estatificarse. Teóricamente, la producción industrial en gran escala
puede ofrecer productos más baratos y mejores, indudablemente; pero, en
realidad, lo que ocurre con estas organizaciones gigantes es que dictan el
precio al mercado, disponen la calidad de las mercancías y limitan su cantidad.
El consumidor entra sólo en cuenta para el cálculo del límite máximo y mínimo
de su capacidad de compra. Los llamados ring, operan reabsorbiendo las demás de
la misma clase y así se evitan la competencia; se adscriben o se cierran.
De esta suerte se regula la oferta de
productos al señalar "contingentes" para el mercado, y
automáticamente hacen jugar la oferta y la demanda y, por lo tanto, el precio.
Eliminada prácticamente la competencia, se hace amo del mercado la explotación
gigante. Y el accionista, entonces, lo que busca es sacar el mayor interés a su
capital, aunque padezca la calidad del producto y se pisotee el interés del
consumidor.
Todo invento que puede representar una mejora se mira con gran
prevención, sobre todo si amenaza a la rentabilidad del capital. No pocos de
ellos han sido comprados y escondidos. Y como ya no pueden emprender otra
orientación, puede decirse que han cristalizado; disponen de una gran
burocracia y están maduros para entrar en la estatificación en beneficio de la
colectividad.
Pero, ¿todas las explotaciones gigantes
deben estatificarse? No. La estatificación es limitada. Las comunicaciones
admiten la estatificación y sobre esta rama la experiencia de los ferrocarriles
de Estado es, en Alemania, concluyente.
En la rama comercial, la estatificación
debe limitarse a lo que es objeto de consumo de masa. Y en este sentido quedan
comprendidas las subsistencias más importantes (los cereales, por ejemplo),
pero no la producción de los mismos, sino su reparto. Durante la guerra,
Alemania conoció esta reglamentación del comercio de los trigos, lo que fue
llamado por algunos "socialismo de guerra", término equivocado, toda
vez que la estatificación de ese comercio nada tenía que ver con las
supresiones de la producción privada que es término programático de la
democracia social.
En Rusia las únicas organizaciones
burguesas subsistentes han sido las asociaciones agrícolas de producción y de
consumo. La permanencia de esta rama de la economía agraria está justificada.
La asociación agrícola (para abonos, maquinaria, etc.) facilitará la cobertura
del consumo. Por último: las sociedades de consumo eliminarían a los
intermediarios, favoreciendo directamente al consumidor. Como se ve, el
nacionalsocialismo tiene un sentido realista que le lleva a no mover un pie en
su plan de grandes transformaciones programáticas sin haber afirmado bien el
otro.
LA HACIENDA Y EL ESTADO
SIN IMPUESTOS.
La concepción financiera del
nacionalsocialismo en este respecto es muy interesante. Bastaría, de momento,
enumerar los puntos salientes de la orientación para que quedase justificada la
curiosidad que, lógicamente, despierta. Los impuestos se admiten sólo para
cubrir los gastos improductivos (gastos de administración, de defensa, etc.);
la presión tributaria ha de ser regulada conforme a la capacidad económica; las
deudas interiores sufrirán la anulación legal, teniendo en cuenta los intereses
devengados y pagados.
Y si el Estado se libra de deudas y
suprime el interés del dinero, puede prescindir de impuestos, ya que en
realidad lo que se ingresa hoy queda absorbido por el servicio de la Deuda.
Feder
dice en su explicación del programa nacionalsocialista que el Estado sin
impuestos no es una utopía y que puede demostrarse numéricamente su posibilidad
[12] Y como directrices de la política financiera nacional-socialista describe
las siguientes:
Supresión
de todo impuesto destinado a pagar intereses de deudas.
Los
impuestos son admisibles para cubrir los gastos improductivos, siempre que para
ello no bastasen los ingresos procedentes del dominio fiscal (ferrocrriles,
correos telégrafos, montes públicos, minas, etcétera).
Para
necesidades especiales y extraordinarias, sobre todo para atender a los gastos
de guerra, se recurrirá a los impuestos directos e indirectos.
Los
impuestos directos sobre la propiedad inmueble se admiten con nueva graduación;
con mínimo de exención y consideración especial de las familias con hijos y
otras cargas.
Los
funcionarios públicos estarán libres de impuestos, y los que estén casados
tendrán bonificaciones especiales.
Los
impuestos indirectos, en tiempos normales, se aplicarán a los objetos de lujo,
a su producción y a los consumos de masa no saludables (tabaco, alcohol, etc.).
Los demás impuestos indirectos que hoy gravan a la gran masa popular, hay que
evitarlos (azúcar, cerillas, sal, gaseosas, gas y electricidad, etcétera).
Las
ganancias extraordinarias de guerra hay que revisarlas, con distinción entre
las ganancias de coyuntura y las del trabajo simplemente.
Desgravación
del impuesto de timbre y de tasas que dificultan la disposición de los bienes,
siempre que ésta, no vaya contra el interés general. En esta categoría quedan
comprendidos también los impuestos sobre herencias y donaciones.
No
se puede hacer la crítica de tal orientación sobre bases experimentales porque
no han sido llevadas a la práctica estas directrices. Teóricamente, no
obstante, puede afirmarse que tal orientación, de realizarse, representaría la
mayor revolución financiera que en materia de Hacienda hubiese conocido el
mundo. La que más salta a la vista en esto es la notable desgravación de la
carga tributaria. ¿Cómo podría un gran Estado moderno cubrir sus necesidades
mermando tanto los ingresos? A ello contesta Feder que, suprimidas las deudas,
el problema se reduce notablemente, y entonces el Estado cumpliría su misión
verdadera, o sea, la de proteger la propiedad de sus súbditos y fomentar las
riquezas rurales del país en beneficio de todos y no absorber el dinero de los
particulares para perpetuar la economía de la Deuda.[13]
FRENTE DE TRABAJO
Lo
mismo que en la URSS y que en la Italia fascista, fue prohibida la huelga, y
como los sindicatos fueron disueltos, el obrero quedó sin intermediarios frente
al Estado, que intervenía como árbitro en caso de conflictos laborales. El
Estado intervenía para aconsejar o reemplazar las insuficiencias en el material
agrícola e industrial. No se produjo ninguna resistencia obrera y los socialistas
se adhirieron en masa al régimen. El Frente del Trabajo, creado en mayo de
1933, había reunido 25 millones de afiliados, que formaban un bloque único
dividido en secciones administrativas.
Los
jefes del Frente del Trabajo eran los jefes del patrono. El obrero estaba al
servicio del patrono quien era su líder. No existía representación obrera y el
salario se fijaba de acuerdo con el trabajo realizado. El descanso del obrero
estaba reglamentado y organizado por un servicio especial llamado Kraft durch
Freude (La Fuerza por la Alegría), en el que se apoyaba un nuevo concepto de
vacaciones para el obrero pagadas por el Estado. La lucha social se hallaba así
absorbida dentro de un órgano social. En cierto modo, el obrero se convertía en
soldado y guerrero, y en lugar de concentrar esa fuerza de lucha para
combatirse entre las clases sociales, como en el marxismo, se concentraba para
luchar en unidad por un proyecto de nación.
ARMAMENTISMO
Un
aspecto que ha sabido utilizar la propaganda oficialista es la relativa
importancia que tuvo para la economía nacionalsocialista la alta producción de
armamento. La economía del régimen se orientó lógicamente al armamentismo
durante la guerra, que no obstante, era provisional y tenía un beneficio
adicional independientemente del producido por la economía de base. La
concentración de capital en la industria de armas favoreció una rápida
expansión de la capacidad industrial germana y ayudó a reducir los niveles de
desempleo, no obstante, la gran mayoría de las empresas alemanas producían para
el sector privado y el consumo.
Aunque
Maxine reconoció que la economía del Tercer Reich tuvo muchos logros, sus
conclusiones terminan por condenarla porque según él, entrañaba un aspecto
"antisemita" y porque "era una economía de guerra", cuestión
que fue propagada ampliamente por el economista judío Paul Samuelson, lo que le
valió el Premio Nobel en 1970.
Sin
embargo se trata de un dogma sin bases reales. John Kenneth Galbraith, jefe del
Control de Precios en Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, dice
que hasta 1941 (durante los primeros nueve años del régimen de Hitler), había
más economía de guerra en la Gran Bretaña que en Alemania. En ese año los
ingleses fabricaron 20.100 aviones militares, frente a 10.775 aviones alemanes;
4.843 tanques ingleses, frente a 3.790; 16.700 cañones, frente a 11.200.[14]
Otro
experto, Burton E. Klein, también niega que la economía nacionalsocialista se
hubiera basado desde 1933 en lo que se denomina "economía de guerra".
Hasta que la guerra se generalizó (1941-1942) comenzó plenamente el gran
esfuerzo bélico.
Por
otra parte, la razón detrás de esta política económica alemana, además de
aquellas emanadas del Tratado de Versalles, era que Hitler siempre consideró a
la URSS como una amenaza para toda Europa. De este modo, esta aparente
"economía de guerra" tenía como propósito la legítima defensa
nacional y una planificación ante un inevitable conflicto bélico entre Alemania
y el Estado soviético, un conflicto del que nunca se esperaba que desembocaría
en una guerra mundial provocada por las potencias occidentales.
Por
lo tanto, esta preparación de una guerra con la URSS tenía dos principales
objetivos.
El
territorio alemán de 1918 a 1933, resultaba insuficiente para la población
alemana, por lo que se vio necesario expandir el espacio vital (Lebensraum)
hacia el Este de Europa, en territorios ocupados por la URSS, escasamente
poblados y con un nulo aprovechamiento de sus recursos.
-Destruir
el judeo-marxismo internacional.
OTROS ENLACES:
-1ERO
DE MAYO DISCURSO DE ADOLF HITLER FRENTE A 2 MILLONES DE TRABAJADORES
-CREACIONES
NACIONASOCIALISTAS QUE BENEFICIARON AL MUNDO
-LOS
EXITOS DE HITLER
OTROS ENLACES RELACIONADOS
-HITLER
LA PROTECCION Y AMOR POR LOS ANIMALES
-LEY ANTI TABACO
-EL
ANTITABAQUISMO EN EL TERCER REICH, EL MOVIMIENTO ANTI-TABACO, EL PRIMERO EN EL
MUNDO
OTRAS FUENTES: