Es bien sabido por toda la sociedad desde que la Segunda Guerra Mundial comenzó que el Nacional Socialismo y todas sus organizaciones fueron personificaciones de la maldad y la vileza: todo lo despreciable se les puede atribuir desde haber invadido naciones neutrales, bombardear ciudades abiertas, campos de concentración y exterminio. Ésa es la imagen que la propaganda ha mantenido durante los últimos 70 años, una clara separación entre el bien y el mal, los buenos eran los aliados y los malos los alemanes…
Es prácticamente un sacrilegio el pensar que las poderosas y bondadosas tropas aliadas hayan cometido alguna barbaridad en los campos de batalla, los libertadores llegaron a desalojar a los invasores y a instaurar el orden y la democracia en nombre de la paz y la justicia.
A continuación repasaremos brevemente algunos de los casos más importantes y conocidos de Crímenes de Guerra que no fueron sometidos a juicio: El Vencedor Siempre Tiene la Razón.
La masacre de Katyn fue uno de los mayores golpes que pudieron propinar los soviéticos al nacionalismo polaco en vistas de la ocupación de post-guerra. Llevada a cabo por la temible NKVD en abril y mayo de 1940. La orden fue propuesta por Laurenti Beria para ejecutar al cuerpo de oficiales polacos, la crema y nata de la sociedad. La orden fue aprobada por el Politburó soviético, incluyendo a Joseph Stalin. Las víctimas estimadas son de unos 22,000 hombres que cayeron prisioneros durante la ocupación soviética de Polonia, tras el pacto de no agresión con los alemanes, en septiembre de 1939. Principalmente eran oficiales del ejército regulares, de la reserva, doctores y filósofos, abogados y sacerdotes.
Sacados de los tristemente célebres campos de Kozelsk, Starobelsk y Ostashkov, entre los ejecutados se encontraban un almirante, 14 generales, 24 coroneles, 79 tenientes coroneles, 258 mayores, 654 capitanes, 17 capitanes navales; 3,420 sargentos, 7 capellanes, 3 terratenientes, un príncipe, 43 oficiales, 85 soldados, 131 refugiados, 20 profesores universitarios, 300 médicos, varios cientos de abogados, ingenieros y maestros así como escritores, periodistas y pilotos.
A principios de 1943, el Abwehr y la Wehrmacht recibieron reportes acerca de tumbas masivas de oficiales polacos en las cercanías de Katyn. Joseph Goebbels vió una oportunidad única para crear discordia en las filas aliadas y reafirmar los horrores que el Bolchevismo deparaba para el mundo. Asi el 13 de abril de 1943 Radio Berlín dio a conocer al mundo que las fuerzas armadas alemanas habían descubierto en los bosques de Katyn, cerca de Smolensko: “una zanja de 28 metros de largo y 16 metros de ancho en la cual habían los cuerpos de 3,000 oficiales polacos apilados en 12 capas.” La transmisión decía que la masacre había sido llevada a cabo por los soviéticos en 1940.
Los alemanes llevaron a una Comisión Europea consistente en 12 expertos forenses y sus asistentes de países ocupados y neutrales entre ellos: Bélgica, Bulgaria, Dinamarca, Finlandia, Francia, Italia, Croacia, Holanda, Rumania, Suecia, Eslovaquia y Hungría. De la misma manera incluyeron a algunos prisioneros de guerra aliados para probar que los soviets eran los culpables. Los alemanes ganaron una victoria de propaganda mostrando al comunismo como un peligro para la civilización occidental.
Los experto forenses descubrieron que los cadáveres no habían sido removidos desde que fueron encontrados y que llevaban por lo menos tres años enterrados (1940) por lo que los únicos que pudieron haber ejecutado a los polacos fueron los soviets. La gran mayoría recibieron estaban atados con las manos en la espalda y recibieron un tiro en la nuca, una de las tácticas preferidas por la N.K.V.D. para realizar sus ejecuciones. La munición era de fabricación alemana, vendida a los Soviets en los años 20´s según se descubrió por lo seriales.
El gobierno soviético inmediatamente negó los cargos alemanes y declaró que los prisioneros polacos de guerra habían sido encargados en trabajos de construcción al oeste de Smolensko y habían sido sorprendidos y capturados por los alemanes en agosto de 1941. En abril de 1943 el gobierno polaco en el exilio insiti{o en llevar el asunto a la mesa de negociaciones con los soviéticos y abrir una investigación con la Cruz Roja Internacional. En respuesta, Stalin acusó al gobierno polaco de colaborar con la Alemania Nazi y rompió las relaciones diplomáticas con el gobierno polaco.
Al terminar la guerra, durante los juicios de Nüremberg, los aliados se encontraron con una situación que no pudieron encarar: los acusados trataron de sacar a relucir la matanza de Katyn para mostrar que eran responsables de actos que los jueces habían llevado a cabo. Tras un sinfín de platicas, mientras los soviéticos se aferraban a acusar a los alemanes por la matanza, por fin acordaron dar carpetazo al asunto y no tratar el tema en los juicios puesto que no era su propósito el determinar quien había sido el autor de tales crímenes. Con tal respuesta todos sabían quién había sido el autor de la matanza.
El 13 de abril de 1990, el 47 aniversario del descubrimiento de las tumbas, la U.R.S.S. expresó formalmente un “profundo arrepentimiento” y admitió la responsabilidad de su policía secreta.
A principios del año 1945, los aliados acordaron realizar un golpe decisivo en la guerra contra Alemania. Los países occidentales habían alcanzado en noviembre de 1944 el río Rin, el ejército soviético había penetrado a finales de enero en la región del Gran Berlín atravesando el río Oder y por el sur se disponía a la conquista de Silesia. Desde el este, millones de refugiados llegaban a Alemania Central. Unidades aisladas del ejército alemán intentaban reagruparse de alguna forma a lo largo del variable frente, mientras el ejército soviético se preparaba en febrero y marzo para lanzar el ataque final sobre Berlín. Por el oeste, el proyecto de los Aliados consistía en llegar a la cuenca del Ruhr.
Por aquellas fechas, la clara superioridad aérea del ejército aliado se utilizaba con el objetivo de preparar el terreno para el ataque decisivo y posterior ocupación de la «fortaleza alemana». Con el fin de destruir objetivos militares, de comunicación, administrativos y de producción, así como de minar la moral de la población, los Aliados llevaron a cabo incontables bombardeos sobre las ciudades alemanas, hasta reducir algunas de ellas a escombros.
El informe que la RAF distribuyó a sus pilotos la noche del ataque decía lo siguiente:
Dresde, la séptima ciudad más grande de Alemania y no mucho menor que Manchester, es también el área urbanizada sin bombardear más extensa que tiene el enemigo. En pleno invierno, con refugiados desplazándose en masa hacia el oeste y tropas que necesitan descanso, los tejados escasean, no sólo para dar cobijo a trabajadores, refugiados y tropas por igual, sino para albergar los servicios administrativos que se han desplazado desde otras zonas. Antaño famosa por sus porcelanas, Dresde se ha convertido en una ciudad industrial de importancia prioritaria. [...] Las intenciones del ataque son golpear al enemigo donde más lo sienta, en la retaguardia de un frente a punto de desmoronarse [...] y enseñar a los rusos cuando lleguen de lo que es capaz el Comando de Bombarderos de la RAF.
Curiosamente, las principales zonas industriales de la periferia, que tenían una extensión enorme, no fueron bombardeadas. De acuerdo con Donald Miller, «el trastorno económico habría sido mucho mayor si el Comando de Bombarderos se hubiese fijado como objetivo las áreas del extrarradio donde se concentraba la mayor parte de la capacidad industrial de Dresde». Otros académicos sostienen que, en cualquier caso, «las plantas industriales de Dresde ya no desempeñaban un papel significativo en la industria militar alemana en esta fase de la guerra».
La destrucción de Dresde se ha convertido en «una tragedia totalmente ejemplarizante de los horrores de la guerra en el siglo XX y un símbolo de destrucción». La belleza de la ciudad, su importancia como icono cultural, la creación deliberada de una tormenta de fuego, el número de víctimas, su limitado interés militar y el hecho de que tuviese lugar al final de la guerra, ponen en entredicho la necesidad del bombardeo. En la actualidad, la mayor parte de los historiadores critica durísimamente la acción, juzgándola desproporcionada e innecesaria. El catedrático alemán Sonke Neitzel afirma que «es difícil encontrar ninguna prueba en documentos alemanes de que la destrucción de Dresde tuviese alguna consecuencia digna de mención en el Frente Oriental. Las plantas industriales de Dresde no desempeñaban un papel significativo en la industria alemana en esta etapa de la guerra». El historiador austriaco Jörg Friedrich está de acuerdo en que la implacable campaña de bombardeos contra las ciudades alemanas de los últimos meses de guerra no respondía a propósitos militares. Alexander McKee hace hincapié en que «los objetivos militares no fueron atacados, salvo uno o dos que fueron alcanzados por accidente».
CRÍMENES ALIADOS IIGM: OPERACIÓN GOMORRA Y DRESDEN LA CIUDAD HOSPITAL.
“El asesinato de Prisioneros de Guerra desarmados no le preocupaba a los hombres de la 1° Compañía ya que para ellos los guardias de las SS no merecían el status de protección de soldados enemigos que habían sido capturados después de una valiente pelea. Para muchos de los hombres de la 1° Compañía, los SS no eran más animales malvados cuyo rol en ésta guerra había sido: atormentar, matar de hambre, brutalizar y asesinar a civiles indefensos.” –Flint Whitlock-
Mientas la 45° División de Infantería avanzaba hacia Dachau, con órdenes de liberar el infame campo de concentración, todos sabían que los judíos estaban siendo exterminados en cámaras de gas por los Nazis, pero los soldados americanos no sabian de la existencia de una guarnición de las SS que se localizaba cerca de las facilidades del campo de concentración. Para los americanos, las SS tenían la reputación de ser lo peor de lo peor en el ejército alemán. Parte de ésta mala reputación venía del hecho de que los guardias de los KZ eran soldados encuadrados en las SS-Totenkopfverbände, usando las mismas runas al cuello que las Waffen SS y las Allgemeine SS.
*Waffen SS*
Durante el trayecto al campo de Dachau, soldados americanos encontraron una larga fila de carros de carga de un tren abandonado, lleno de cadáveres de prisioneros del campo de Buchenwald que habían sido evacuados a Dachau. Al ser ametrallados por cazas americanos, el tren se retrasó durante tres semanas resultando en la muerte de los desdichados seres humanos que eran llevados. Esto despertó la ira de los soldados americanos que estaban a punto de liberar el campo de concentración.
Una avanzadilla de soldados de la 1° Compañía siguieron las vías del tren y entraron a la guarnición de las SS en donde el 2° Teniente Heinrich Wicker estaba listo para entregar el campo de concentración.
Durante su entrada al campo, los americanos desconocían que el campo de entrenamiento de las Waffen SS y la guarnición del campo estaban completamente separados de las instalaciones, aunque la prisión estuviera dentro del gran complejo de las SS una parte correspondía a combatientes y la otra a guardias de la prisión.
*A la izquierda campo de entrenamiento del Waffen SS, el rectángulo a la derecha es el campo de concentración; ambos son separados por el río Würm que corre al centro en un canal de concreto*
*Entrada principal del Campo de Concentración de Dachau*
Una vez que los soldados americanos reunieron a todos los alemanes, tratando de separar a soldados de la Wehrmacht de las SS. Alinearon junto a un muro y alistaron una ametralladora. Cuando los SS vieron lo que se les avecinaba, perdieron la compostura y fueron acribillados por los soldados americanos.
El número total de soldados alemanes que fueron ejecutados durante la liberación de Dachau oficialmente sólo nombra a 50 hombres. No se toman en cuenta a 30 que fueron “muertos en combate”, en una defensa que nunca existió, a todos los que fueron asesinados por los internados en el campo, aquellos que fueron sujetos a la “ley fuga” y demás errores que se pueden cometer en una situación llena de ira para la tropa. Fuentes no oficiales estiman que los caídos sin combatir en ése día fueron de poco más de 550 hombres, obviamente no existe mucha información al respecto debido a una importante razón: eran criminales SS y se lo merecían.
Al terminar la guerra el General George S. Patton, recientemente nombrado gobernador de Bavaria, decidió pasar por alto los cargos que se hicieron en contra de los oficiales y hombres responsables de las ejecuciones.
Dachau en la actualidad
Más de dos millones de prisioneros de guerra alemanes fueron mantenidos en la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial y en los años de posguerra. La mayoría de ellos fueron capturados durante el gran avance del ejército rojo en los últimos años de la guerra. Durante los primeros meses de la operación Barbarroja, sólo unos 26,000 alemanes fueron capturados por las fuerzas soviéticas. Después de la batalla de Moscú el número de prisioneros en la U.R.S.S. subió a más de 120,000.
Cuando el 6° ejército se rindió en la batalla de Stalingrado en febrero de 1943, más de 91,000 sobrevivientes se convirtieron en prisioneros de guerra. Debilitados por la desnutrición y la falta de ropa adecuada muchos se congelaron en los meses después de su captura, así mismo el pésimo trato dado por parte de los soviets resultó en que sólo unos 6,000 sobrevivieron para ser repatriados al finalizar la guerra.
Mientras la desesperada situación económica en la U.R.S.S. parecía estabilizarse en 1943, la mortalidad en los campos de prisioneros cayó drásticamente. Al mismo tiempo los prisioneros de guerra se convirtieron en una importante fuente de trabajadores esclavos para la economía soviética privada de mano de obra masculina. Desde trabajos en minas, fábricas y des escombramiento, los invasores derrotados eran tratados con una mayor brutalidad que la acostumbrada por el gobierno soviético con sus ciudadanos. Una pésima alimentación, golpizas, fusilamientos sumarios y escasos cuidados médicos lograron bajar la sobrepoblación de los campos de prisioneros. Con la formación del “Comité Nacional de la Alemania Libre” y la “Liga de los Oficiales Alemanes” los prisioneros pro-comunistas obtuvieron más privilegios y mejores raciones. Como resultado de la Operación Bagration y el colapso de la parte sur del frente del este el número de prisioneros de guerra se duplico en la segunda mitad de 1944.
Al finalizar la guerra, millones de hombres trataron de escapar de las garras de los soviéticos al tratar de entregarse a los americanos ó británicos. Todos estaban conscientes de que al caer en manos de lo soviéticos sus esperanzas de vida se verían drásticamente reducidas.
Para 1946 un gran número de prisioneros de guerra alemanes habían sido liberados por los soviets y se dice que mantenían a menos hombres en cautiverio que Francia e Inglaterra juntos. Con la creación de un Estado pro-soviético en la zona de ocupación soviética, la D.D.R., en octubre de 1949 fueron liberados casi todos los hombres menos 85,000. Todos éstos hombres habían sido etiquetados como “criminales de guerra” y sentenciados a largas condenas de trabajos forzados, la media era de 25 años. No fue sino hasta 1956 que el último de los prisioneros fue liberado y repatriado por la intervención del canciller alemán del oeste Honrad Adenauer.
De acuerdo a la sección de la Cruz Roja Alemana encargada de rastrear a los cautivos, aún existen 1,300,000 prisioneros alemanes cuyo destino es desconocido y siguen reportados como desaparecidos. Según los reportes de la NKVD en 1956 durante la guerra cayeron como sus prisioneros 2,388,443 soldados alemanes de los cuales 356,700 perecieron en cautiverio. Esto es un 14% de bajas reportadas, obviamente los soviets siempre dieron una gran importancia a maquillar números para evitar una mala reputación por lo que se puede tomar como un número más real que el 25% de los prisioneros murieron en los temidos campos de Rusia.
Una de las características más sobresalientes de la guerra en el pacífico fue el extenso salvajismo con que se llevó a cabo el combate. Desde las playas de desembarco, los grandes combates en el mar y las batallas en el aire, el dar cuartel al enemigo no era una opción. La extensa propaganda americana hacía ver a los japoneses como una raza extraña de “No occidentales” brutales y no más que unos “simios amarillos” subhumanos. Existía también una ira por parte de todo el pueblo americano por el ataque sorpresa llevado a cabo en Peral Harbor que amplificó los prejuicios raciales ya existentes. La mezcla de racismo mezclado con la propaganda de guerra llevo a una brutalización del conflicto en que los americanos abusaron de los cadáveres de los caídos sin calificarlo como “moralmente reprochable”.
El fenómeno de la toma de trofeos fue ampliamente documentado y llevado a cabo por las tropas americanas, sus favoritos fueron los cráneos que eran descarnados y enviados a casa para ser mostrados a todos tal como los soldados del frente europeo mandaban recuerdos de la Alemania Nazi. Se sabe que a Franklin D. Roosevelt le regalaron un abrecartas tallado en el hueso de un brazo japonés.
Las fotografías que mostraban el proceso en que se hervían las cabezas japonesas eran vendidas en gran escala a los marinos, éstas eran tomadas y preservadas debido a que los marines estaban orgullosos de sus éxitos. De acuerdo al historiador Niall Ferguson el hecho de que las tropas americanas se comportaran exactamente igual a la forma en que los alemanes lo hacían con los soviéticos era debido a que los consideraban “Untermensch” seres inferiores a los humanos y sus restos podrían ser tratados como si fueran de animales.
En muchos casos (inexplicablemente por las condiciones de los campos de batalla) las piezas no eran para el uso particular de los soldados sino que eran regalos para los familiares y amigos en casa. En algunos casos como resultado de las peticiones del hogar. Los periódicos reportaban casos en que una madre pedía permiso para que su hijo le enviara una oreja. Uno de los casos más conocidos fue el de Natalie Nickerson cuando recibió un cráneo japonés recuerdo de un teniente de la marina que se lo envió autografiado por él y 13 de sus amigos.
“Sólo los vencedores deciden cuáles fueron crímenes de guerra.”